Son datos del Observatorio de Femicidios en Argentina. Los asesinos generalmente son o fueron sus parejas. Según los expertos, el lugar más inseguro para ellas es su propia casa. Piden más campañas de concientización. Son madres la mayoría de las víctimas.
Quemada. Acuchillada. Degollada. Perforada por una bala. Ocurre prácticamente a diario: una mujer es asesinada por un hombre al que alguna vez amó y que acaso también sea el padre de sus hijos. La mayoría de estas mujeres asesinadas son madres y así, en esta espiral de locura y muerte, hay chiquitos que quedan huérfanos de un día para el otro. Chicos que no sólo son testigos sino también partícipes de una vida llena de violencia que culmina con una mamá enterrada y un padre preso o prófugo. Chicos marcados para siempre. Y que a veces vuelven a ser criados por esos hombres violentos. Femicidio no sólo son mujeres muertas. Son familias enteras rotas por relaciones absurdas y demenciales.
Las únicas estadísticas que hay son del Observatorio de Femicidios en Argentina de la Sociedad Civil Adriana Marisel Zambrano (una víctima). Dicen que en el primer sementre de 2011 murieron 151 mujeres, un 20% más que el año pasado. En la Casa del Encuentro, está Ada Rico. “Los femicidios siguen incrementándose”, dice apesadumbrada. Y cita el último 19 de octubre.
Ese día hubo cuatro mujeres asesinadas por hombres enfurecidos . “La víctima es la mujer, pero todo su entorno queda afectado. Por cada asesinato hay muchas vidas involucradas”, explica Ada como si hiciera falta .
No sólo aumentan las muertes. También aumentan las denuncias sobre violencia de género. Lo muestran los registros de las oficinas y comisarías de la mujer, que se están multiplicando en todo el país. De a poco, el tema se instala. La mujer se anima. Y denuncia.
Ahora nomás en Buenos Aires se hace el 3° Congreso Internacional de Violencia, Maltrato y Abuso. La psicóloga María Beatriz Müller preside el Comité Organizador: “Siempre se hace hincapié en la víctima, revictimizándola una y otra vez. Hay que dar un giro e indagar en el perfil de los victimarios. ¿Quiénes son? ¿Por qué actúan así? ¿Por qué reinciden? Es hora de estudiarlos a ellos”.
Son hombres violentos que empiezan con el desgaste psicológico, siguen con las piñas y terminan con fuego, cuchillos o cualquier arma que tengan a mano. “Son situaciones tremendas para la mujer. Tiene que estar muy preparada para denunciarlo. Sabe que si no tiene un golpe o una marca ni la escuchan. Y hasta le dicen que no le conviene, que si demoran al marido no le va a dar plata y los hijos se van a morir de hambre... O que va a volver a la casa más enfurecido aún por la denuncia”, dice Ada. Ella propone más campañas de concientización, capacitaciones con perspectiva de género para las personas involucradas en la atención de la mujer (policías, enfermeras, médicos), un subsidio temporal y crear más refugios para amparar a la mujer y sus hijos si no tiene donde ir. “ El lugar más inseguro para una mujer es su casa ”, dicen Ada y las estadísticas.
“Hay mucho por hacer desde la prevención -asegura Gimol Pinto, de Unicef Argentina-. Se debe trabajar en el sistema educativo, en los servicios de salud, en los mensajes de los medios de comunicación. Hay que fomentar hablar del tema y desnaturalizar el círculo de violencia. No se deben silenciar las primeras manifestaciones. Hay que apoyar el proceso y lograr que en el habla no se revictimice a la mujer”. Unicef apoya varios programas, como “Vivir sin violencia”, del Ministerio de Educación. Pinto habla del gran tema: la persistencia de la cultura patriarcal . Y Silvia Larrufa -directora de Coordinación de Políticas de Género del Ministerio de Seguridad y Justicia bonaerense- lo retoma: “Es fundamental reflexionar sobre la perspectiva de género para cambiar la cultura patriarcal que sigue vigente. Debemos lograr una sociedad de iguales”. Explica que en provincia hay 35 oficinas de atención a víctimas de violencia y 44 comisarías de la mujer.
En el Congreso, siete proyectos piden que la figura del femicidio entre al Código Penal. Más allá de los matices, la idea es que el homicidio cometido en razón de género sea agravado. Es decir, que la pena siempre sea prisión perpetua.
Víctimas
Wanda Taddei (29). El 10 de febrero de 2010, Wanda y su esposo Eduardo Vázquez -baterista del grupo Callejeros- discutieron fuerte en su casa. Al parecer, el músico demoró demasiado su regreso al hogar después del ensayo con la banda y Wanda le recriminó las reiteradas llegadas tarde. En medio de la discusión Wanda quedó rociada con alcohol y su cuerpo se prendió fuego. Tras once días de agonía murió en el Hospital del Quemado. Vazquez dice que fue un accidente. Está detenido.
Susana Romero (25). El 24 de febrero de 2009 Diego Armando Herrera, de 27 años, la asesinó y enterró su cuerpo en el jardín del taller donde trabajaba en el partido bonaerense de San Miguel. Era buscada por sus familiares desde el 5 de febrero cuando el hombre dijo que la mujer se había ido de la casa porque le era infiel. Al parecer, hubo una discusión, en la que Herrera le habría pegado y eso habría hecho que se golpeara la cabeza contra el piso. Está detenido.
Ana Carolina Morales (30). Marcelo Fabián Lucero (46) era el titular del INADI de La Rioja hasta que fue acusado de haber quemado con alcohol a su mujer Ana Carolina Morales. La pareja ya tiene un hijo, Martiniano, de un año y medio. Ana, con un embarazo de 6 meses, está internada con el 30% de su cuerpo con quemaduras de 2° y 3° grado. Probablemente tenga que dar a luz en plena curación, ya que le deberán hacer varias cirugías para reimplantarle piel.
Quemada. Acuchillada. Degollada. Perforada por una bala. Ocurre prácticamente a diario: una mujer es asesinada por un hombre al que alguna vez amó y que acaso también sea el padre de sus hijos. La mayoría de estas mujeres asesinadas son madres y así, en esta espiral de locura y muerte, hay chiquitos que quedan huérfanos de un día para el otro. Chicos que no sólo son testigos sino también partícipes de una vida llena de violencia que culmina con una mamá enterrada y un padre preso o prófugo. Chicos marcados para siempre. Y que a veces vuelven a ser criados por esos hombres violentos. Femicidio no sólo son mujeres muertas. Son familias enteras rotas por relaciones absurdas y demenciales.
Las únicas estadísticas que hay son del Observatorio de Femicidios en Argentina de la Sociedad Civil Adriana Marisel Zambrano (una víctima). Dicen que en el primer sementre de 2011 murieron 151 mujeres, un 20% más que el año pasado. En la Casa del Encuentro, está Ada Rico. “Los femicidios siguen incrementándose”, dice apesadumbrada. Y cita el último 19 de octubre.
Ese día hubo cuatro mujeres asesinadas por hombres enfurecidos . “La víctima es la mujer, pero todo su entorno queda afectado. Por cada asesinato hay muchas vidas involucradas”, explica Ada como si hiciera falta .
No sólo aumentan las muertes. También aumentan las denuncias sobre violencia de género. Lo muestran los registros de las oficinas y comisarías de la mujer, que se están multiplicando en todo el país. De a poco, el tema se instala. La mujer se anima. Y denuncia.
Ahora nomás en Buenos Aires se hace el 3° Congreso Internacional de Violencia, Maltrato y Abuso. La psicóloga María Beatriz Müller preside el Comité Organizador: “Siempre se hace hincapié en la víctima, revictimizándola una y otra vez. Hay que dar un giro e indagar en el perfil de los victimarios. ¿Quiénes son? ¿Por qué actúan así? ¿Por qué reinciden? Es hora de estudiarlos a ellos”.
Son hombres violentos que empiezan con el desgaste psicológico, siguen con las piñas y terminan con fuego, cuchillos o cualquier arma que tengan a mano. “Son situaciones tremendas para la mujer. Tiene que estar muy preparada para denunciarlo. Sabe que si no tiene un golpe o una marca ni la escuchan. Y hasta le dicen que no le conviene, que si demoran al marido no le va a dar plata y los hijos se van a morir de hambre... O que va a volver a la casa más enfurecido aún por la denuncia”, dice Ada. Ella propone más campañas de concientización, capacitaciones con perspectiva de género para las personas involucradas en la atención de la mujer (policías, enfermeras, médicos), un subsidio temporal y crear más refugios para amparar a la mujer y sus hijos si no tiene donde ir. “ El lugar más inseguro para una mujer es su casa ”, dicen Ada y las estadísticas.
“Hay mucho por hacer desde la prevención -asegura Gimol Pinto, de Unicef Argentina-. Se debe trabajar en el sistema educativo, en los servicios de salud, en los mensajes de los medios de comunicación. Hay que fomentar hablar del tema y desnaturalizar el círculo de violencia. No se deben silenciar las primeras manifestaciones. Hay que apoyar el proceso y lograr que en el habla no se revictimice a la mujer”. Unicef apoya varios programas, como “Vivir sin violencia”, del Ministerio de Educación. Pinto habla del gran tema: la persistencia de la cultura patriarcal . Y Silvia Larrufa -directora de Coordinación de Políticas de Género del Ministerio de Seguridad y Justicia bonaerense- lo retoma: “Es fundamental reflexionar sobre la perspectiva de género para cambiar la cultura patriarcal que sigue vigente. Debemos lograr una sociedad de iguales”. Explica que en provincia hay 35 oficinas de atención a víctimas de violencia y 44 comisarías de la mujer.
En el Congreso, siete proyectos piden que la figura del femicidio entre al Código Penal. Más allá de los matices, la idea es que el homicidio cometido en razón de género sea agravado. Es decir, que la pena siempre sea prisión perpetua.
Víctimas
Wanda Taddei (29). El 10 de febrero de 2010, Wanda y su esposo Eduardo Vázquez -baterista del grupo Callejeros- discutieron fuerte en su casa. Al parecer, el músico demoró demasiado su regreso al hogar después del ensayo con la banda y Wanda le recriminó las reiteradas llegadas tarde. En medio de la discusión Wanda quedó rociada con alcohol y su cuerpo se prendió fuego. Tras once días de agonía murió en el Hospital del Quemado. Vazquez dice que fue un accidente. Está detenido.
Susana Romero (25). El 24 de febrero de 2009 Diego Armando Herrera, de 27 años, la asesinó y enterró su cuerpo en el jardín del taller donde trabajaba en el partido bonaerense de San Miguel. Era buscada por sus familiares desde el 5 de febrero cuando el hombre dijo que la mujer se había ido de la casa porque le era infiel. Al parecer, hubo una discusión, en la que Herrera le habría pegado y eso habría hecho que se golpeara la cabeza contra el piso. Está detenido.
Ana Carolina Morales (30). Marcelo Fabián Lucero (46) era el titular del INADI de La Rioja hasta que fue acusado de haber quemado con alcohol a su mujer Ana Carolina Morales. La pareja ya tiene un hijo, Martiniano, de un año y medio. Ana, con un embarazo de 6 meses, está internada con el 30% de su cuerpo con quemaduras de 2° y 3° grado. Probablemente tenga que dar a luz en plena curación, ya que le deberán hacer varias cirugías para reimplantarle piel.
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