miércoles, 7 de abril de 2010

Reconocer la existencia de la enfermedad es el primer paso para comenzar la cura



Las drogas calaron muy hondo en la sociedad riojana.  Fue un proceso silencioso, que hoy parece estallarnos en la cara. La provincia parece haber superado la etapa de negar que tenía este problema. Y una vez alcanzado este punto es preciso comenzar a diseñar las herramientas para solucionar este flagelo.

La detención del hijo del segundo jefe de la División de lucha contra el Narcotráfico en un hecho delictivo que implicó armas de fuego, drogas fraccionadas para su comercialización y disparos contra miembros del Servicio Penitenciario debe alertar a toda la comunidad.

Pero no quiero entrar en la polémica fácil, ni en el ataque sin sentido hacia este funcionario policial.

El hecho demuestra que todos podemos ser víctimas del narcotráfico. No importa que tan invulnerables nos sentimos.

Frente a esto, prefiero destacar  y que nos detengamos a pensar en estos cuatro jóvenes.

Ellos, nos guste o no, son producto de nuestra sociedad. Es decir, cada uno tiene su parte en esta realidad.

Seguramente surgirán los que dirán que ellos nada tienen que ver. Que ellos sí saben criar a sus hijos y  toda una serie de justificaciones que no sirven en nada para analizar y pensar esta situación.

Estos jóvenes tenían drogas. Alguien se las vendió, ¿Alguien las trajo a la provincia o son parte de la producción local de marihuana? Esa es una buena pregunta.

Por lo secuestrado, estos jóvenes aparentemente comercializaban a su vez esta droga. ¿son adictos o no?, si son adictos, ¿recibirán tratamiento para su recuperación mientras estén detenidos por su delito?

¿Y el arma que portaban? ¿Existe un mercado negro de armas en La Rioja?, ¿Esta venta ilegal de armas fue creciendo a la par del crecimiento del narcotráfico como sucedió en otras provincias?.

No lo sabemos, ninguna de estas preguntas tiene respuestas aún.

Pero creo que el sólo hecho de que comencemos a cuestionarnos sobre el accionar del narcotráfico en nuestra provincia es un hecho muy positivo.

Porque implica comenzar a aceptar que tenemos un problema que requiere solución.

Y en esto hay que destacar un cambio notable en la voluntad del Gobierno Provincial.

Yo recuerdo bien que hace poco más de un año atrás un tal Luna dijo que no  existía el narcotráfico en La Rioja.

De esa posición a esta actitud de abordar el problema aunque duela hay una distancia enorme, que debe ser puesta en valor por la sociedad.

La Asociación Antidrogas de la República Argentina hace cuatro años que viene advirtiendo sobre este problema en la provincia. Durante la semana habrá novedades importantes de estos familiares y ex adictos que decidieron dejar de ser parte del problema, Para ser parte de la solución.

Y esto también es auspicioso. Porque la provincia parece haber superado la etapa de negar que tenía un problema. Y una vez alcanzado este punto es preciso comenzar a diseñar las herramientas para solucionar este flagelo. Y sin duda, tendrán cosas por aportar.

Pero como siempre decimos, las soluciones reales y de fondo sólo llegarán cuando la comunidad riojana se movilice ante estas problemáticas.

Un buen punto para comenzar es pensar que hay jóvenes que perdieron el camino y necesitan de nuestra ayuda para recuperar la senda de la vida.