Ahora, quienes llevan la peor parte son las mujeres. Es el resultado de una encuesta nacional. Los más estresados son quienes tienen entre 45 y 55 años. Para los expertos, ellas se ven hoy más afectadas por sus múltiples obligaciones y responsabilidades.
Estrés. Debe ser una de las palabras más usadas en los últimos años. No es que sea un nuevo flagelo. Siempre hubo situaciones agobiantes y tensionantes, sólo que antes al agotamiento se lo llamaba así, agotamiento, o a lo sumo se le decía surmenage. Los especialistas explican que las consultas aumentan porque la percepción (el estrés es subjetivo) de hoy no es la misma que la de ayer. La información también es mayor y la capacidad de soportar determinadas situaciones, mucho menor. Como sea, lo cierto es que ocho de cada diez argentinos dicen que padecen estrés. Tres aseguran que lo sufren a diario. Y otros tres por lo menos una vez por semana.
Las mujeres son las que más lo padecen, ya que cuatro de cada diez dicen sentirse estresadas cotidianamente, frente a dos de cada diez hombres. Los más estresados: los que tienen entre 45 y 55 años. Son los resultados de una encuesta de la consultora D’Alessio IROL, que entrevistó a 500 argentinos.
Según el trabajo, más de la mitad de los encuestados sufren estrés frecuente, diario o semanal. Y sólo un 20% afirma no padecerlo con regularidad. Allí se afirma que el estrés se “dispara” al llegar a los 25 años y alcanza su pico entre los 45 y 55. “Esto es producto de las mayores responsabilidades, que implican el crecimiento a nivel familiar y laboral. Luego, con el arribo de la mayoría de edad de los hijos y la menor competencia por subir en la pirámide laboral, comienza a descender la tensión permanente”, dice el estudio, en el que participó Luciano Sposato, codirector del Centro de Stroke de la Fundación Favaloro.
En este punto, el presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés, Daniel López Rosetti, dice que en realidad el estrés afecta a todos: “Es la relación entre cargas y resistencias, y eso ocurre a cualquier edad. Cada vez se ven más chicos estresados porque están sobrecargados de tareas, o porque viven en familias en los que sus miembros están estresados”.
¿Por qué se habla tanto del estrés hoy? ¿No existió siempre? “Sí, pero hoy la gente está más consciente y consulta más. También tiene que ver con el ritmo de vida. Hoy el nivel de agresión es muy alto. La velocidad con que se hace todo también. El cerebro no descansa nunca. De allí lo del síndrome del burnout, o el cerebro quemado”, explica a Clarín.
¿Y por qué afecta más a las mujeres? “El estrés es muy subjetivo. Así, tal vez la mujer lo percibe más que el hombre. Y también por sus múltiples obligaciones y responsabilidades laborales, en su casa, con sus hijos”, dice Sposato. “La mujer hoy es madre, esposa, amante, trabaja adentro de su casa, afuera. Es más vulnerable al estrés. Por eso muchas tienen infartos, arritmias, accidentes cerebrovasculares, angina de pecho, hipertensión arterial”, agrega López Rosetti.
Hay un punto conflictivo del trabajo de la consultora: la relación entre estrés y nivel socioeconómico y cultural. Según la encuesta, el 33% de las personas de clase alta aseguran sentirse estresadas diariamente, contra el 24% de las del nivel económico más bajo.
Sposato reitera aquello de la subjetividad, y cómo distintas personas reaccionan en forma diferente ante el mismo estímulo. “Además, hay algo que se llama resiliencia. Las personas de nivel socioeconómico más bajo a veces están más acostumbradas a pelearla más, a soportar mejor un mayor estrés”.
López Rosetti es tajante: “Que la gente de clase alta está más estresada es un dato falso. En todo caso, las personas de mayor nivel cultural o socioeconómico son las que más acceso tienen a la consulta. Es mucho más estresante no tener trabajo, casa, o no tener comida para dar a los hijos. No sólo la indigencia y la pobreza son factores que llevan al estrés. Está absolutamente comprobado que la inequidad también lo es”.