El temor ante la incertidumbre es lo que ha movilizado a miles de personas a través de Argentina y otros países de Latinoamérica que se oponen a la explotación minera. Las razones son diversas y todas atendibles: miedo a la contaminación –si es que no existe ya- resistencia a informar por parte de los organismos de contralor, escasos porcentajes de riqueza que quedan para los pueblos en relación a lo que ganan los emprendimientos y falta de inversión en el desarrollo local.
Sin embargo, las empresas retrucan estos argumentos sosteniendo que existen leyes de cuidado ambiental que cumplen a rajatabla y que los encargados de informar a la comunidad no son ellos sino el estado municipal, provincial y nacional. A la vez aseguran que son una importante fuente de trabajo para la zona, y que lo que gana un operario en la mina, no lo ganará en ningún otro trabajo de similar rango en zonas pobres.
Pero aún si esto pudiera comprobarse a través de índices laborales, lo cierto es que las consecuencias de la actividad minera hizo brotar diferentes y duros conflictos en México, Guatemala, Ecuador y Perú, entre otros países. Incluso hay denuncias contra las grandes multinacionales canadienses por violación a los derechos humanos en América y en el Congo.
A esto hay que sumarle también la confusión que aportan los medios, tanto quienes directamente son indiferentes al tema por presiones políticas como los que se dedican a hacer periodismo de escritorio reproduciendo denuncias a favor y en contra de la minería pero sin chequear datos y buscar en diversas fuentes.
El temor a las reacciones que puedan tener los diversos grupos que son parte del conflicto minero y el caos informativo que existe, instalado en particular por los organismos de gobierno, genera un periodismo superficial, poco comprometido y solo dispuesto –en algunos casos- a difundir lo que aparece, pero sin profundidad y análisis.
A su vez las denuncias de ciudadanos autoconvocados en San Juan, Catamarca, Neuquén y La Rioja, ha logrado traspasar la indiferencia de algunos medios y encender la alerta en parte de la comunidad.
DataRioja viene desde hace casi cuatro años informando todo lo vinculado al conflicto minero. Con entrevistas, informes especiales, análisis y enfoques esta revista trabaja para que la comunidad de La Rioja tenga acceso a todas las voces.
Desde el gobierno de Angel Maza hasta la actualidad ha pasado mucho agua bajo el puente y cada hecho, cada contradicción de la actual gestión y de los legisladores, ha sido reflejada en estas páginas. También el incipiente cambio de estrategia de la Secretaría de Minería de la Provincia acercando un poco más de información a los periodistas sobre los distintos emprendimientos que hay en el país y sobre las tareas de exploración que hay en La Rioja. La semana pasada un equipo de DataRioja visitó el emprendimiento de Catamarca.
De todas maneras está claro que esto no es suficiente. Que hay una criminalización de la protesta social y que si bien en La Rioja las tareas de explotación no han comenzado, el panorama en Bajo de la Alumbrera no es nada alentador. Las comunidades de Andalgalá, Belén y Santa María no se han desarrollado como se esperaba y el temor por la contaminación del agua sigue vigente sin que las autoridades estatales brinden información pertinente. En nuestra provincia la resistencia que surgió en Famatina y Chilecito ha germinado también en la ciudad Capital, en Sanagasta y en Guandacol.
Otro tema curioso al momento de analizar este conflicto, es la permanente referencia a intereses ocultos que denuncian tanto los empresarios como los funcionarios en relación al reclamo ambiental. Basta ver el compromiso y las condiciones de lucha y organización de los vecinos autoconvocados que hoy temen por el futuro del agua en sus pueblos, para saber a qué intereses responden.
Y aquí es interesante analizar también la actitud acomodaticia de algunos políticos y funcionarios que a caballo del reclamo ambiental generan presiones sobre las empresas y ventajas particulares, con el único objetivo de mejorar su capacidad de negociación con los intereses mineros.
Esta revista, seguirá como siempre, dando a conocer todas las voces, todos los datos y todas las claves para que la comunidad pueda descifrar la compleja realidad que nos rodea. Para ello, los profesionales de DataRioja continuarán pisando el terreno y buceando allí donde considere que aporta a nuestros lectores, evitando la demagogia y la obsecuencia.
Sin embargo, las empresas retrucan estos argumentos sosteniendo que existen leyes de cuidado ambiental que cumplen a rajatabla y que los encargados de informar a la comunidad no son ellos sino el estado municipal, provincial y nacional. A la vez aseguran que son una importante fuente de trabajo para la zona, y que lo que gana un operario en la mina, no lo ganará en ningún otro trabajo de similar rango en zonas pobres.
Pero aún si esto pudiera comprobarse a través de índices laborales, lo cierto es que las consecuencias de la actividad minera hizo brotar diferentes y duros conflictos en México, Guatemala, Ecuador y Perú, entre otros países. Incluso hay denuncias contra las grandes multinacionales canadienses por violación a los derechos humanos en América y en el Congo.
A esto hay que sumarle también la confusión que aportan los medios, tanto quienes directamente son indiferentes al tema por presiones políticas como los que se dedican a hacer periodismo de escritorio reproduciendo denuncias a favor y en contra de la minería pero sin chequear datos y buscar en diversas fuentes.
El temor a las reacciones que puedan tener los diversos grupos que son parte del conflicto minero y el caos informativo que existe, instalado en particular por los organismos de gobierno, genera un periodismo superficial, poco comprometido y solo dispuesto –en algunos casos- a difundir lo que aparece, pero sin profundidad y análisis.
A su vez las denuncias de ciudadanos autoconvocados en San Juan, Catamarca, Neuquén y La Rioja, ha logrado traspasar la indiferencia de algunos medios y encender la alerta en parte de la comunidad.
DataRioja viene desde hace casi cuatro años informando todo lo vinculado al conflicto minero. Con entrevistas, informes especiales, análisis y enfoques esta revista trabaja para que la comunidad de La Rioja tenga acceso a todas las voces.
Desde el gobierno de Angel Maza hasta la actualidad ha pasado mucho agua bajo el puente y cada hecho, cada contradicción de la actual gestión y de los legisladores, ha sido reflejada en estas páginas. También el incipiente cambio de estrategia de la Secretaría de Minería de la Provincia acercando un poco más de información a los periodistas sobre los distintos emprendimientos que hay en el país y sobre las tareas de exploración que hay en La Rioja. La semana pasada un equipo de DataRioja visitó el emprendimiento de Catamarca.
De todas maneras está claro que esto no es suficiente. Que hay una criminalización de la protesta social y que si bien en La Rioja las tareas de explotación no han comenzado, el panorama en Bajo de la Alumbrera no es nada alentador. Las comunidades de Andalgalá, Belén y Santa María no se han desarrollado como se esperaba y el temor por la contaminación del agua sigue vigente sin que las autoridades estatales brinden información pertinente. En nuestra provincia la resistencia que surgió en Famatina y Chilecito ha germinado también en la ciudad Capital, en Sanagasta y en Guandacol.
Otro tema curioso al momento de analizar este conflicto, es la permanente referencia a intereses ocultos que denuncian tanto los empresarios como los funcionarios en relación al reclamo ambiental. Basta ver el compromiso y las condiciones de lucha y organización de los vecinos autoconvocados que hoy temen por el futuro del agua en sus pueblos, para saber a qué intereses responden.
Y aquí es interesante analizar también la actitud acomodaticia de algunos políticos y funcionarios que a caballo del reclamo ambiental generan presiones sobre las empresas y ventajas particulares, con el único objetivo de mejorar su capacidad de negociación con los intereses mineros.
Esta revista, seguirá como siempre, dando a conocer todas las voces, todos los datos y todas las claves para que la comunidad pueda descifrar la compleja realidad que nos rodea. Para ello, los profesionales de DataRioja continuarán pisando el terreno y buceando allí donde considere que aporta a nuestros lectores, evitando la demagogia y la obsecuencia.
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