jueves, 23 de enero de 2014

Rompiendo tormentas: La modificación del clima en Argentina, informe especial






La modificación del clima en manos del hombre, modelo de calentamiento global hoy fuertemente cuestionado luego de la explosión del llamado “climagate”


Tiene ribetes que nacen en la geoingeniería más mundana y que, lejos de ser tecnologías ultrasecretas de las grandes potencias, representa un negocio espectacular que pone bajo sospecha a productores agropecuarios, gobiernos provinciales y aseguradoras.

Cuadro de situación: Anquincila, Catamarca. el pueblo entero se reúne por primera vez en su historia en asamblea para tratar el tema de la sequía. Nunca antes el pueblo se había visto en la necesidad de reunirse para buscar paliar una crisis, mucho menos por el agua.

Según los pobladores del lugar, cuando un grupo de nubes de aspecto tormentoso se acerca, lo intercepta una avioneta que a su paso disuelve no sólo la tormenta sino las esperanzas de todo el pueblo, al sur de la provincia de Catamarca.

Esta situación es común en otras partes del país: Mendoza, San Luis y Río Negro son provincias en las que se ha detectado esta práctica, que no sólo afecta a los pobladores del lugar, sino que descompensan gravemente el equilibrio climático de todo el país.

Según se sabe, al detectarse un frente de tormenta que puede llegar a generar granizo, enemigo de las plantaciones frutales en Mendoza, avionetas equipadas despegan desde El Plumerillo y San Rafael y se internan en al nube para dispararle con bombas de Ioduro de plata.

En teoría, los químicos introducidos en el corazón de la nube y la onda expansiva provocan que los cristales de agua que transporta la nube se transformen en lluvia. El granizo que podría haber maltratado la producción frutihortícola es lluvia que la alimenta. Sin embargo, eso no es lo que sucede ni lo que denuncian los habitantes ed las zonas afectadas.

Otros sectores del país que también basan su producción agrícola en las frutas han implementado esta cuestionable herramienta para ahuyentar el granizo. En la localidad de Algarrobo, al oeste de Bahía Blanca, casi al limite con La Pampa la falta de lluvia se siente hasta en el aire. “Cuesta respirar, es todo polvo, al no llover, se muere el pasto, queda la tierra descubierta y el viento al erosiona. La ruta 3 está casi cortada por la cantidad de tierra que tiene encima, y la ruta 22 no se ve a más de 50 metros”, explicó el vecino de la localidad de Algarrobo, Edgar Kroneberger, quien escribió cartas a distintos medios para poder manifestarse.

“En Río Colorado, a 80 kilómetros de acá, utilizan cañones de gas, tiran el gas al aire lo encienden y la onda expansiva corre la nube a otra corriente y siguen de largo, no llueve. Nosotros vemos pasar la nube, mucho mas chica y mas alto, pero no llueve” profundizó Edgar. “Los meteorólogos dicen que es imposible, que una explosión corra la nube, pero acá son nubes chicas y las llegan a empujar. Río colorado produce manzanas, peras, durazno, si les cae granizo arruinan todas las plantaciones, pero así nosotros nos quedamos sin agua”.

La provincia más afectada por la escasez de agua es Córdoba. La provincia entera sufre la sequía. La zona de Sierras Chicas, donde abundaban los ríos caudalosos y los diques que generaban electricidad y alimentaban de agua potable a las ciudades hoy están en los niveles más bajos registrados en toda su historia. Las Sierras Grandes y las Occidentales sufren un mismo destino. En La localidad de Nono también señalan a las bombas antigranizo como culpables de la falta de Agua.

Un vecino de Nono, Marcelo, asegura que también el comercio de frutas y hortalizas llevó a los terratenientes a utilizar este tipo de bombas. “Son paperos, y también los que siembran arándanos. Toda nube que viene desde San Luís la bombardean por miedo a que sea de granizo. Hoy mismo nos vamos a reunir en el pueblo para ver que se puede hacer. Ellos disparan contra la nube y evitan el granizo, pero nos dejan sin agua a nosotros”.

En estos casos, las sospechas de los vecinos recaen sobre las aseguradoras de los cultivos de frutales, cosa que los gobiernos provinciales parecen estar poco o nada interesados en regular.

Las provincias

En San Luis, durante la 64° Exposición de la Rural en 2009, los dirigentes del campo le reclamaron al gobernador Alberto Rodríguez Saá que investigue si hay aeronaves que se usan para evitar que caiga lluvia sobre los campos. El mandatario desvió la respuesta hacia la Fuerza Aérea.

Ante el reclamo, realizado durante la apertura de la exposición rural de la provincia, el mandatario invitó a los productores a una reunión que se realizaría ese mismo día (noviembre del 2009) para analizar la problemática del sector.

La rural fue, durante los últimos años, un ámbito donde el gobernador podía asistir y dejar su mensaje sin escuchar reclamos. Pero esta vez, los ruralistas le recriminaron la falta de preocupación por lo que pasa en el campo, fundamentalmente a los pequeños productores.

Las denuncias de los vuelos de aviones que presuntamente romperían las tormentas es de vieja data, aunque en la provincia nunca se avanzó en una investigación certera para determinar si son realmente ciertos. Nuevamente el desinterés de los gobiernos por el reclamo de los ciudadanos raya la delincuencia.

En medio de las imprecisiones que reinan acerca de este tema, en algún momento se culpó, a través de denuncias en los medios de comunicación, a la provincia de Mendoza que tenía un plan activo de lucha contra el granizo, pero luego esa hipótesis perdió fuerza y se dirigió la sospecha a producciones no tradicionales en el norte provincial que necesitarían de una época sin lluvias para realizar su cosecha.

Las zonas que estarían afectadas, según los testimonios que a menudo recoge la prensa de San Luis, son las de San Francisco del Monte de Oro, Quines, Candelaria, próximos al límite con La Rioja, desde donde también se suman testimonios sobre avistajes de esas aeronaves. En 2004 el conflicto por este tema también se había instalado en La Rioja, e incluso hubo movilizaciones para respaldar el reclamo pero especialistas de Mendoza rechazaron las acusaciones por entonces al aclarar que las acciones de los aviones solo buscaban “la disminución del tamaño del granizo” con el lanzamiento de ioduro de plata para convertir el hielo en agua.

También en otros países

El bombardeo de ioduro de plata que supuestamente aliviana las cargas de las nubes transformando el granizo en agua es un producto que se vende a muchos productores agropecuarios que prefieren no pagar un seguro. Por ejemplo, el caso de Chile podría trasladarse también al norte de México.

En Chile se empleó recientemente el llamado “bombardeo” de nubes para solucionar un problema de sequías y ahora ese mismo sistema podría emplearse en México.

El meteorólogo chileno Miguel Martínez cree que este sistema puede emplearse sin problemas en nuestro país, específicamente en las zonas que están sufriendo por sequías y falta de agua. La empresa chilena Hidromet, que se dedica a realizar este bombardeo de nubes, describe al proceso como una “siembra de nubes con yoduro de plata” y con él se aumenta de manera artificial la disponibilidad de agua dulce por medio de las lluvias, para que se aproveche en el campo, en la generación de energía eléctrica en las centrales hidroeléctricas y en el sector minero.

Un proceso anterior que tiene efecto similar requiere de aviones o helicópteros que lanzan productos químicos a las nubes desde el aire, pero el sistema empleado por la empresa chilena inyecta yoduro de plata a las nubes desde la Tierra, siendo así una alternativa con costo más bajo e igualmente efectiva.

La sequía que afecta a México se encuentra en los Estados de Chihuahua, Coahuila, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí, y cuando una comunidad, casa o persona carecen del importante líquido puede acarrear graves consecuencias a la vida, al desarrollo económico, a la agricultura y a muchas otras actividades dependientes de él.

La modificación climática es algo peligroso por sí mismo. La mano del hombre interviniendo en delicados equilibrios naturales ya ha causado más de un desastre natural y sin dudas la intervención en busca de atenuar tormentas es un riesgo que la humanidad entera y los gobiernos en particular deberían revisar con detenimiento antes de permitirlo.

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