Chepes quedó ayer sin agua, tras años de desatención del servicio
La infraestructura obsoleta e insuficiente que la Municipalidad de Rosario Vera Peñaloza dispone para la distribución de agua domiciliaria -que no es potable-, sumado a la falta de decisión para habilitar los nuevos pozos y la escasez de personal, agravado por las licencias, dejó ayer sin agua a esta ciudad.
Las cañerías que traen el agua desde las perforaciones en San Carlos -a unos 7 km de Chepes- registran pérdidas por roturas, a lo que se suma la ínfima calidad de los que se compran para reemplazarlos, provocan verdaderas lagunas que afectan la llegada de agua a la Planta Distribuidora (ex Planta Potabilizadora). Se ha visto que no hay calle en Chepes que no tenga un bache, producto de un caño roto, lo que también resiente la presión necesaria para que llegue a los tanques de las viviendas.
VEINTISIETE AÑOS DE "PARCHES"
Reparar la cañería "madre" sin encarar su reemplazo total, es continuar con la misma política de "parches" que la administración Oviedo aplicara durante veinte años en el departamento, y que hoy, la administración de Claudio Saúl va prolongándola a veintisiete, copiándola al pie de la letra.
Aquellos "by pass" hídricos construidos por la administración de Saúl, para mejorar la distribución domiciliaria; los tableros eléctricos instalados en pozo San Carlos y las electrobombas sumergibles de gran potencia para sacar el agua de los pozos, quedaron inservibles al no poder cumplir la función para la que fueron construidas e instaladas, por la simple razón que la red de distribución "hace agua" por todas partes y llega a los domicilios sin la presión necesaria.
ESCASEZ Y DENGUE SON INCOMPATIBLES
Por su parte, la población va arreglándoselas como puede y en la medida de sus posibilidades: la mayoría -es decir, los afectados por la pobreza- acopia en piletas, tachos y todo tipo de recipientes, aunque quienes hacen la campaña contra el dengue, se los quieren poner boca abajo, originándose agrias discusiones.
Los otros, los menos, tienen cisternas de 3 mil o más litros de capacidad, a la que conectan una electrobomba que les permite "burlar" la baja presión del agua que envía el servicio municipal.
Los más desaprensivos, conectan directamente la electrobomba a la red de distribución, "chupando" la poca agua de la red, dejándola llena de aire. En esto no hay control alguno.
¿Los concejales? Bien, siguen de vacaciones...
VUELAN FANTASMAS
Desde hace más de un año, que desde las usinas del diputado "más pesado" en el departamento y en la Provincia -como gustan llamarlo varios sectores de la sociedad chepense-, Mario Guzmán Soria, se anuncia la construcción, no de un dique, ¡sino de dos! y para los cuales ya se anunciaron entregas de partidas dinerarias a una Fundación, no parece oportuno, si se tiene en cuenta que en la región los diques que no están secos, están en vías estarlo.
Esta "lentitud" en la gestión de los diques, hace "volar fantasmas" en aquellos que saben que ya en los años `40 - `50 debió haberse construido un dique en la localidad de Almalán, en las serranías chepenses, y que a pesar que la empresa constructora se instaló en el lugar con maquinaria y personal y que habían comenzado con los trabajos, de un momento para el otro, la empresa desapareció, sin que ninguna autoridad diera explicación alguna a la población, que quedó sumida en la desazón y el descreimiento, sintiéndose estafada.
Las cañerías que traen el agua desde las perforaciones en San Carlos -a unos 7 km de Chepes- registran pérdidas por roturas, a lo que se suma la ínfima calidad de los que se compran para reemplazarlos, provocan verdaderas lagunas que afectan la llegada de agua a la Planta Distribuidora (ex Planta Potabilizadora). Se ha visto que no hay calle en Chepes que no tenga un bache, producto de un caño roto, lo que también resiente la presión necesaria para que llegue a los tanques de las viviendas.
VEINTISIETE AÑOS DE "PARCHES"
Reparar la cañería "madre" sin encarar su reemplazo total, es continuar con la misma política de "parches" que la administración Oviedo aplicara durante veinte años en el departamento, y que hoy, la administración de Claudio Saúl va prolongándola a veintisiete, copiándola al pie de la letra.
Aquellos "by pass" hídricos construidos por la administración de Saúl, para mejorar la distribución domiciliaria; los tableros eléctricos instalados en pozo San Carlos y las electrobombas sumergibles de gran potencia para sacar el agua de los pozos, quedaron inservibles al no poder cumplir la función para la que fueron construidas e instaladas, por la simple razón que la red de distribución "hace agua" por todas partes y llega a los domicilios sin la presión necesaria.
ESCASEZ Y DENGUE SON INCOMPATIBLES
Por su parte, la población va arreglándoselas como puede y en la medida de sus posibilidades: la mayoría -es decir, los afectados por la pobreza- acopia en piletas, tachos y todo tipo de recipientes, aunque quienes hacen la campaña contra el dengue, se los quieren poner boca abajo, originándose agrias discusiones.
Los otros, los menos, tienen cisternas de 3 mil o más litros de capacidad, a la que conectan una electrobomba que les permite "burlar" la baja presión del agua que envía el servicio municipal.
Los más desaprensivos, conectan directamente la electrobomba a la red de distribución, "chupando" la poca agua de la red, dejándola llena de aire. En esto no hay control alguno.
¿Los concejales? Bien, siguen de vacaciones...
VUELAN FANTASMAS
Desde hace más de un año, que desde las usinas del diputado "más pesado" en el departamento y en la Provincia -como gustan llamarlo varios sectores de la sociedad chepense-, Mario Guzmán Soria, se anuncia la construcción, no de un dique, ¡sino de dos! y para los cuales ya se anunciaron entregas de partidas dinerarias a una Fundación, no parece oportuno, si se tiene en cuenta que en la región los diques que no están secos, están en vías estarlo.
Esta "lentitud" en la gestión de los diques, hace "volar fantasmas" en aquellos que saben que ya en los años `40 - `50 debió haberse construido un dique en la localidad de Almalán, en las serranías chepenses, y que a pesar que la empresa constructora se instaló en el lugar con maquinaria y personal y que habían comenzado con los trabajos, de un momento para el otro, la empresa desapareció, sin que ninguna autoridad diera explicación alguna a la población, que quedó sumida en la desazón y el descreimiento, sintiéndose estafada.
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