En septiembre último, un joven padre perdió a su hijo de quince años en el quirófano de una clínica privada, donde fuera llevado tras una confusa internación en el Hospital Vera Barros. Dudas, situaciones inéditas y gravísimas denuncias contra los médicos de esta clínica forman parte de este hecho, que llevó a crear la Fundación Enzo Abel Gallo.
A través de esta entidad, Alejandro Gallo quiere evitar que en La Rioja se repita una muerte sin sentido como la de su hijo.
Además, esta Fundación tiene como objetivo ayudar a la gente que pasó situaciones similares, poniendo a disposición de estas víctimas abogados y profesionales para su contención emocional. También, intentará que los diputados sancionen una ley que obligue a los médicos a poner por escrito toda su actuación con cada paciente (recetas, diagnóstico, análisis, etc).
“Los grandes cambios los hace la gente, no lo hacen los políticos. Queremos una medicina más humana y más honesta, con diagnósticos y tratamientos por escrito. Lo que le pasó a mi hijo pasa en muchas clínicas. En el Rioja, la salud es tierra de nadie”.
Así habla Alejandro, quien contó detalladamente en Radio Provincia 91.9 la odisea que vivió en septiembre último, cuando llevó a su niño al hospital por un malestar estomacal. Allí lo habrían atendido médicos residentes y le habrían colocado penicilina, sin tener en cuenta que el niño era alérgico a esta medicina.
Tras una confusa situación, al padre le recomendaron operarlo en una clínica privada (el Sanatorio Rioja) donde llegó para ser intervenido por un doctor “Paliza”. Tras largas negociaciones por el costo de la operación, la internación posterior, los análisis que nunca se hicieron y otras graves irregularidades, el niño falleció en el quirófano. Incluso, denunció que el propio médico habría intentado engañar a la familia y simular que la muerte se había producido en la sala de Terapia Intensiva.
“Asesinaron a mi hijo Enzo Abel Gallo en el Sanatorio Rioja, ya lo se todo y tengo las confesiones. Yo busco a mi gordo todos los días, ustedes prepárense para lo que viene, demasiado rápido se quebraron, típico de asesinos traidores. Nos veremos pronto”, desafía este padre desde la página web de la fundación que creo en memoria de Enzo.
Tras contar que están terminando de redactar un proyecto de Ley que obliga a los médicos a poner por escrito toda la relación con sus pacientes, Gallo comentó que ya ha hablado con muchos diputados y que varios medios lo apoyaron y se pusieron a disposición. “Como Fénix y como ustedes (Provincia) para que Enzo, este ángel de quince años, no sea un caso más. No sea un moco más, como dijeron los médicos del Sanatorio Rioja”.
“Yo vivo, hablo y actúo frente a la tumba de mi hijo, desde ahí me manejo y vivo la vida como puedo, si alguien me mata me hace un favor”, confiesa este padre, quebrado por el dolor.
“Lo primero que pensé cuando mi hijo murió fue: qué temprano se me hizo tarde. Yo todavía soy joven y ya quisiera ser un anciano para que mi tiempo fuera más corto. Un hijo es un suelo, hay que soñarlos, no matarlos”, finalizó Gallo.
Le pido al médico que no quiso atender a ese angelito de nueve años (cuyo caso contó una oyente al aire) que se pare al lado de la herida y que se de cuenta que puede ser la herida de su hijo. Errar es humano, por eso tiene que ponerse en el lado de la mamá y recapacitar. Si tiene un hermoso auto o una casa, que la venda, pero que salve la vida de ese niño, de ese ángel, como deben ser ángeles los hijos de este doctor.
A través de esta entidad, Alejandro Gallo quiere evitar que en La Rioja se repita una muerte sin sentido como la de su hijo.
Además, esta Fundación tiene como objetivo ayudar a la gente que pasó situaciones similares, poniendo a disposición de estas víctimas abogados y profesionales para su contención emocional. También, intentará que los diputados sancionen una ley que obligue a los médicos a poner por escrito toda su actuación con cada paciente (recetas, diagnóstico, análisis, etc).
“Los grandes cambios los hace la gente, no lo hacen los políticos. Queremos una medicina más humana y más honesta, con diagnósticos y tratamientos por escrito. Lo que le pasó a mi hijo pasa en muchas clínicas. En el Rioja, la salud es tierra de nadie”.
Así habla Alejandro, quien contó detalladamente en Radio Provincia 91.9 la odisea que vivió en septiembre último, cuando llevó a su niño al hospital por un malestar estomacal. Allí lo habrían atendido médicos residentes y le habrían colocado penicilina, sin tener en cuenta que el niño era alérgico a esta medicina.
Tras una confusa situación, al padre le recomendaron operarlo en una clínica privada (el Sanatorio Rioja) donde llegó para ser intervenido por un doctor “Paliza”. Tras largas negociaciones por el costo de la operación, la internación posterior, los análisis que nunca se hicieron y otras graves irregularidades, el niño falleció en el quirófano. Incluso, denunció que el propio médico habría intentado engañar a la familia y simular que la muerte se había producido en la sala de Terapia Intensiva.
“Asesinaron a mi hijo Enzo Abel Gallo en el Sanatorio Rioja, ya lo se todo y tengo las confesiones. Yo busco a mi gordo todos los días, ustedes prepárense para lo que viene, demasiado rápido se quebraron, típico de asesinos traidores. Nos veremos pronto”, desafía este padre desde la página web de la fundación que creo en memoria de Enzo.
Tras contar que están terminando de redactar un proyecto de Ley que obliga a los médicos a poner por escrito toda la relación con sus pacientes, Gallo comentó que ya ha hablado con muchos diputados y que varios medios lo apoyaron y se pusieron a disposición. “Como Fénix y como ustedes (Provincia) para que Enzo, este ángel de quince años, no sea un caso más. No sea un moco más, como dijeron los médicos del Sanatorio Rioja”.
“Yo vivo, hablo y actúo frente a la tumba de mi hijo, desde ahí me manejo y vivo la vida como puedo, si alguien me mata me hace un favor”, confiesa este padre, quebrado por el dolor.
“Lo primero que pensé cuando mi hijo murió fue: qué temprano se me hizo tarde. Yo todavía soy joven y ya quisiera ser un anciano para que mi tiempo fuera más corto. Un hijo es un suelo, hay que soñarlos, no matarlos”, finalizó Gallo.
Le pido al médico que no quiso atender a ese angelito de nueve años (cuyo caso contó una oyente al aire) que se pare al lado de la herida y que se de cuenta que puede ser la herida de su hijo. Errar es humano, por eso tiene que ponerse en el lado de la mamá y recapacitar. Si tiene un hermoso auto o una casa, que la venda, pero que salve la vida de ese niño, de ese ángel, como deben ser ángeles los hijos de este doctor.
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