Es cuatro veces más que la canasta básica del INDEC. Surge de un relevamiento realizado por nutricionistas de la UBA, con productos saludables. Hoy, una pareja y dos hijos en edad escolar deben pagar 75 por ciento más que en 2010 para comer bien.
Según el INDEC, un hombre puede alimentarse con siete pesos por día. Y una familia entera -una pareja y sus dos hijos en edad escolar- pueden desayunar, almorzar, merendar y cenar con 22 pesos. Pero según especialistas de la Universidad de Buenos Aires, un adulto gasta en realidad casi 30 pesos por día para comer. Y una familia tipo, 92 pesos. La gran diferencia entre una y otra canasta es que la del INDEC mide el costo de no morir de hambre, mientras que la de la UBA apunta a alimentarse bien para estar sano.
De acuerdo a un trabajo del diario Clarín, el INDEC dice que un adulto varón debe consumir diariamente 2.700 calorías, mientras que a una mujer o a un chico en edad escolar le alcanza con consumir 2.000. Para llegar a 2.000 calorías hay que tomar al menos un vaso de leche, comer dos milanesas, un plato de verduras, una fruta, un plato de fideos, pan... ¿Dónde se consigue todo eso por siete pesos? Claramente los siete pesos sirven para comer pan y fideos , desnutrirse y enfermar. Así se entiende por qué la canasta de la UBA cuesta cuatro veces más que la del INDEC: 2.750 pesos contra 667. Hace dos años, estas canastas costaban 1.576 pesos (UBA) y 510 (INDEC). La de la UBA aumentó el 75% de 2010 a hoy, mientras que la del INDEC subió sólo el 30%.
“La Canasta Básica de Alimentos que mide el INDEC no sólo ya es demasiado vieja (de 1988) sino que es un perfecto modelo de dieta obesogénica, nutricionalmente pobre y monótona y contrapuesta a todos los lineamientos que la Organización Mundial de la Salud plantea como base de una alimentación promotora de la salud. Argentina tiene más de la mitad de su población con sobrepeso y 66% con exceso de grasas saturadas, sodio y azúcares”, explica a Clarín Sergio Britos, de la Escuela de Nutrición de la UBA. Y afirma: “Es inaceptable que el estándar de costo alimentario sea una canasta básica. Las personas y hogares indigentes no son los que no pasan hambre sino quienes no pueden comer saludablemente. Significa no menos de 25 pesos por día para un escolar o una mujer y 2.750 pesos por mes para una familia tipo de cuatro personas”.
Britos explica que una alimentación saludable tiene dos pilares: variedad (muchos alimentos) y calidad nutricional (el 85% de la dieta debe estar conformada por alimentos ricos en nutrientes esenciales y bajos en grasas saturadas, trans y azúcares agregados. Un adulto debe combinar diariamente cinco porciones de hortalizas y frutas de diferentes formas y colores, medio litro de leche, pastas, arroces y legumbres, carnes de distinto origen, aceites, pan y abundante agua o bebidas sin azúcar.
Para la nutricionista Miriam Tonietti, “la diferencia fundamental estriba en que la canasta de la UBA responde a la necesidad de la calidad nutricional de la dieta: adecuada provisión no sólo de energía sino de proteínas de alto valor biológico, grasas en cantidad y calidad, hidratos complejos y micronutrientes indispensables para tener un adecuado estado nutricional y prevenir las enfermedades crónicas relacionadas con planes alimentarios insanos (obesidad, diabetes 2, enfermedad cardiovascular, dislipemia, hipertensión). Mientras no se tengan en cuenta la densidad de estos nutrientes en el plan alimentario habitual seguiremos con el aumento en la prevalencia de estas patologías”.
“La composición de la canasta se determina con los hábitos de consumo actual -opina la nutricionista Mónica Katz-. Eso es lo que hay que modificar. De ninguna manera se puede cambiar la tendencia actual de enfermedades crónicas si no hay nuevos patrones de consumo diferentes a los existentes”.
Tonietti habla de modificar el paradigma de la cantidad de calorías por el de calidad, ya que coexisten desnutrición y obesidad: “Hay tareas pendientes para que las poblacion ingiera la dieta que necesita y no la que puede comprar”.
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