sábado, 14 de septiembre de 2013

Advierten sobre el contenido de arsénico en el agua y el daño que produce



 Según la Comisión Nacional de Energía Atómica -CNEA- La Rioja es una de las provincias más afectadas por la presencia de ese metal, un contaminante natural formado en la Cordillera de los Andes y que causa graves enfermedades. Está en las napas. Y en algunas zonas su nivel es alto. Recomiendan usar filtros o agua envasada.

Este viernes se pondrá en marcha una iniciativa de las Naciones Unidas para concientizar acerca de la importancia de preservar el agua como elemento vital. Y en esta oportunidad, en Argentina se pondrá el foco en el agua como parte esencial de una adecuada nutrición.

Para ello, seis reconocidas sociedades científicas se han unido para llamar a la concientización sobre la necesidad de ‘construir el hábito’ de beber agua, para una vida más saludable, ya que se trata del nutriente más sano y natural, imprescindible para el óptimo rendimiento físico y mental, aunque muchas veces es desplazado por otras bebidas.

Entre el 50 y el 70 % del peso total de un adulto sano es agua. A medida que pasan los años este porcentaje disminuye: de 75 % en los más chicos a 50 % en ancianos. Ese volumen de agua cumple una función específica en el cuerpo: protege y lubrica los tejidos, regula la temperatura corporal y transporta nutrientes a los músculos que están trabajando.

Las sociedades nucleadas en esta acción son el CESNI (Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil), la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (SAOTA), la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas (AADYND), el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA) y la Sociedad Argentina de Nefrología.

El arsénico, la amenaza

En la Argentina, el principal contaminante del agua es un metal, el arsénico. Hoy, hay cuatro millones de personas con posibilidad de contaminarse con arsénico en nuestro país, tal como lo informa la doctora en Química e investigadora de la CNEA, Marta Litter, en su presentación “La problemática del arsénico en la Argentina: el HACRE”. Eso significa que el 10% de la población está en riesgo.

La ruta del arsénico comienza en el Norte, en Salta y Jujuy, y baja por Tucumán, La Rioja, Catamarca, San Juan, Chaco y Santiago del Estero; cruza San Luis, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, La Pampa, Río Negro, Neuquén y gran parte de la provincia de Buenos Aires, y llega a la costa atlántica. En total, son 16 provincias las afectadas.

Su origen es natural y data de los tiempos en que se formó la Cordillera de los Andes. En ese tiempo, explican los geólogos, cenizas volcánicas con alto contenido de ese metal volaron por nuestro territorio y quedaron depositadas en las capas geológicas. Hoy, el arsénico está en las napas, en los mismos pozos de donde se extrae el agua. Además, en los últimos años el mismo hombre se ha encargado de agregar más a través de su uso indiscriminado en la industria y la agricultura.

El experto en ecología Antonio Brailovsky reconoce que el problema es “preocupante” y que se “necesitan políticas públicas”.

El daño a la salud

Consumir arsénico en pequeñas dosis durante mucho tiempo, es decir, por lo menos 5 a 10 años, produce una enfermedad que se llama HACRE: hidroarsenicismo crónico regional endémico. Detrás de ese nombre difícil hay asociadas un montón de patologías.

“Principalmente por la acumulación de arsénico en el pulmón, produce cáncer de pulmón, cáncer de laringe, tos crónica, tos persistente, fibrosis pulmonar -explica el médico clínico Marcelo Cairo-. En el hígado puede generar cáncer, cirrosis hepática y disfunción hepática. Y a nivel de la piel genera hiperpigmentación y queratodermia, que es el engrosamiento de las palmas de las manos y las plantas de los pies. Y también produce cáncer. Asimismo, afecta los riñones y los nervios periféricos. Produce neuritis e inflamación. Se acumula en las uñas y el pelo, por lo que produce fragilidad, caída y deterioro. Y puede aumentar la incidencia de otros tumores en el resto del organismo”.

En la actualidad, también se está estudiando la incidencia del consumo de arsénico en los problemas de tiroides.

Según la Organización Mundial de la Salud y el Código Alimentario Argentino, el nivel de arsénico en el agua de consumo debería ser de 0,01 miligramos por litro.

El médico clínico Marcelo Cairo sugiere “no tomar ni cocinar con agua de la canilla, sino utilizar agua envasada de buena calidad o filtrada”. Una familia tipo puede gastar entre 400 a 700 pesos en agua envasada mensualmente.

Otra alternativa son los purificadores de agua. En los últimos años, esta industria sacó al mercado una nueva variedad: los filtros especializados en captar arsénico. Hay algunos más caros (3.500 pesos) y otros más accesibles (900 pesos)

En La Rioja

En La Rioja las más afectadas son las poblaciones del interior, “donde la potabilización es mala o no se hace”, indican los especialistas de la Sociedad Argentina de Dermatología, SAD.



Algunos de los signos que señalan una posible intoxicación con arsénico son: escamaciones en las manos, manchas en la piel, dolores articulares y problemas óseos.

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