Los veteranos afectados al conflictos de Rosario Vera Peñaloza y los de capital que estuvieron presentes en el acto.
Los veteranos de Malvinas de esta ciudad junto a un grupo proveniente de la capital, homenajearon a los caídos en el hundimiento del ARA General Belgrano.
La nave, botada para la marina estadounidense en 1935, fue incorporada por el segundo gobierno de Juan Domingo Perón en la decada de 1950 a la Armada Argentina (ARA), que la bautizó 17 de Octubre. Depuesto Perón, se le puso el nombre de "General Belgrano".
El 2 de mayo de 1982 a las 16.01 fue torpedeado por el submarino nuclear inglés HMS Conqueror, y 59 minutos después se hundió con el 30 por ciento de su tripulación de 1.093 hombres, que no logró sobrevivir al ataque.
La criminal acción, el buque se encontraba cerca del teatro de conflicto, pero no en combate, fue una de las acciones más cruentas de la inútil guerra encarada por la última dictadura militar.
El acto, organizado en forma conjunta por la jefa del Registro Civil local, Vilma Bazán y los veteranos locales, se realizó en la plaza principal y contó con la presencia de los integrantes de la organización "Veteranos La Rioja por Malvinas".
También concurrieron algunos funcionarios del Ejecutivo municipal y concejales, familiares de uno de los desaparecidos en el hundimiento del Belgrano; la presidenta del Centro Cultural, Rasmia Saddi; abanderados de escuelas del medio, y vecinos.
Durante el emotivo homenaje, la sobrina del desaparecido "Nene" Fernández, quien visitara el cementerio de Darwin el año pasado, realizó una reseña de todo lo sucedido en el momento del hundimiento junto con el recuerdo del familiar caído.
Posteriormente se leyeron dos poemas, uno de la profesora Rasmia Saddi, y el otro del veterano Aldo Endrizzi, como así también se dio lectura a la Declaración 123/10 del Concejo Deliberante departamental.
Los concejales resolvieron "Adherir a la conmemoración del aniversario del hundimiento del Crucero de la Armada Argentina General Belgrano y reivindicar los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur y como gesto histórico de agradecimiento hacia todos aquellos jóvenes que encontrándose bajo bandera y movilizados durante el conflicto bélico del año 1982, estuvieron dispuestos a ofrendar su vida en defensa de la Soberanía Nacional".
Luego, el presidente de la organización citada, Renzo Ormeño, se dirigió a los presentes resaltando "la importancia del reconocimiento para los compañeros aquí presentes, como así también de los que perdieron su vida en combate".
Para finalizar se entregaron diplomas a todos los veteranos presentes, y se realizó una ofrenda floral en el monolito de los caídos del General Belgrano.
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La nobleza del buque y recuerdo de mis camaradas y compañeros de trabajo, mi más sincero homenaje a los que nacieron en Chepes y La Rioja
SS- FERNANDEZ FRANCISCO VELINDO (CHEPES LA RIOJA)
SI- LLANOS HUGO ANGEL(CHEPES LA RIOJA)
CI-YACANTE JORGE ANTONIO (CHEPES LA RIOJA)
SS VERA DARIO ELEODORO (LA RIOJA)
CI VANEGAS NESTOR (CHILECITO LA RIOJA)
CI FUENTES JULIO CESAR (LA RIOJA)
El 2 de mayo de 1982, el buque de la Armada Argentina General Belgrano se hundía en el Atlántico Sur, cuando participaba de la guerra de Malvinas.
Después del impacto de torpedos de las tropas inglesas, los heridos fueron transbordados a las balsas en delicada maniobra mientras las escalas, redes, cabos de cáñamo o saltar sobre el techo reforzado, fueron variantes usadas para llegar a las balsas por quienes conservaban sus energías.
Algunas embarcaciones pegadas al casco por estribor encontraron que el viento les dificultaba despegarse y otras fueron arrastradas hacia la proa destruida; una de ellas terminó pinchándose con las astillas de acero y los ocupantes debieron lanzarse al agua para llegar a otras balsas.
En ese intento cada uno perdió más del 50% de la capacidad motora y la ayuda debió multiplicarse para izarlos a bordo casi inanimados.
El movimiento provocado por las olas hizo imposible mantener amarradas entre sí a las balsas y debieron cortarse rápidamente las sogas que las unían por grupos, a fin de evitar que se rompieran los flotadores. Esa misma marejada impidió la visión y comunicación entre las balsas. Algunas quedaron sobrecargadas con treinta personas y otras subocupadas con no más de tres.
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