VERGUENZA EN CHILECITO:
La precariedad de la Justicia chileciteña, hizo que practicaran una autopsia en el piso, sin higiene, sin electricidad, ni ninguna condición de bioseguridad, porque no tenían bolsas para contener el cuerpo en descomposición, ni un vehículo preparado para trasladarlo a la morgue del hospital de Chilecito. El hombre tenía 67 años y llevaba 7 días muerto em su humilde rancho.
La jueza ordenó practicar la autopsia en el piso del lugar, por falta de bolsas y un vehículo para trasladar el cuerpo en descomposición.En un humilde ranchito pasaba sus días, Ramón Díaz, de 67 años de edad, oriundo del interior de Catamarca.
El cuerpo del sexagenario fue encontrado en descomposición. Yacía en el piso del rancho donde vivía de prestado, desde hace 7 meses. La imagen fue desgarradora, ya que le faltaba parte de su rostro: “Parece que los perros le comieron la cara. Hay varios perros chicos y un perro grande. Según lo que explican los forenses lleva más de 7 días así”, explicó un vecino.
En el piso se encontraban botellas de vino diseminadas por toda la habitación. “Era un hombrecito muy amable. Me pidió que le preste el ranchito para vivir porque no tenía nada. Hacía changuitas por la zona y con eso tiraba, pero tomaba mucho el hombre”. Así intentó describirlo Zulema Moreta Orellano, una conocida vecina de Chilecito, quien hace un tiempo le prestó acilo al occiso.
“Vine a ver cómo estaba la finquita y lo encontré muerto. En el acto llamé a la policía”, agregó Zulma.
El cuerpo fue encontrado por la mujer alrededor de las 18:30 de este miércoles. Cerca de las 19:30 llegó personal de bomberos voluntarios, con la unidad de rescates y algo de equipamiento para asistir en este tipo de casos.
A las 20:30 llegaron al lugar, la jueza de instrucción Elena Magaquian, junto a médicos forenses, quienes permanentemente son asistidos por Simón Díaz Ruiz, el hombre que desde hace años hace el “trabajo sucio”, mientras médicos forenses practican las autopsias a los cuerpos, en la morgue judicial –cuando esta funciona-.
En esos momentos descubrimos nuevamente la precariedad donde se encuentra inmersa la “dignidad” de los chileciteños que perecen y deben caer en manos de los primeros en tocar su cuerpo sin vida.
“No lo podemos llevar a la morgue porque no tenemos cómo llevarlo. El cuerpo está en completa descomposición y cuando se lo intente llevar se va a desgarrar todo”, explicó uno de los presentes a DiarioChilecito.com
Es que el procedimiento indica que el cuerpo debe ser depositado en una bolsa de cadáveres, que en Chilecito no poseen. También que debe ser trasladado en un vehículo al que se denomina morguera. El único vehículo que posee Chilecito es un viejo Kelvinator modelo 65 que no supera los 80 km por hora y que en este momento está en un taller mecánico.
“Recién decían que lo iban a llevar en la caja de la camioneta de la policía, así nomás al aire libre, tapado con una lona”, explicaba con indignación una de las vecinas que presenciaba el procedimiento judicial.
Frente a eso, nuestro cronista le pidió explicaciones a un policía, a lo que respondió que “Eso surgió en un principio porque no hay medios para llevar el cuerpo, pero recién la jueza nos dijo que van a abrir el cuerpo acá nomás para que después lo venga a llevar el servicio fúnebre directamente”, intentó explicar.
En ese momento se pudo ver cómo el cuerpo del occiso era arrastrado desde el interior del rancho, hacia un pórtico cubierto de cañas y ramas secas, que le proveen de sombra al ingreso de la vivienda.
Simón Ruiz Díaz se puso unos guantes, un barbijo y así sin ninguna queja por su precariedad en su bioseguridad, se aprestó a abrir el cuerpo para que los forenses pudieran ver las causas del deceso del hombre.
En el piso, con personal de la Justicia y varios perros de la zona oficiando de testigos, se comenzó con la autopsia de quien en vida fue Ramón Díaz, para posteriormente poner sus restos en un féretro y darle Cristiana sepultura.
Nada se supo de familiares del occiso. “Vamos a buscar si tiene familia para avisarle, pero vamos a entregarle el cuerpo en un cajón sellado”, explicó un oficial de la policía.
Mientras tanto, los bomberos colaboraban con las pocas herramientas que disponen y proveyeron de luz eléctrica a los forenses, para que no realicen su labor a ciegas.
Cuando la dignidad es golpeada por la desidia
Ver esa escena sin dudas marca a las personas. ¿Qué hubiese pasado si la persona que estaba sin vida era un ser querido de algún funcionario Judicial? ¿Le hubieran dado igual trato?
¿La hubieran arrastrado unos metros, para luego en el mismo piso, sucio, hacerle una autopsia que de alguna manera cumplimente el procedimiento legal?
Las políticas que se implementan, sin lugar a dudas dejan mucho que desear. Se trata de una vida humana. Que debería tener dignidad hasta el momento de la sepultura.
Chilecito es una ciudad de 50 mil habitantes. Estamos transitando el año 14 del siglo 21, en la segunda ciudad de mayor importancia de la provincia. Aún así, no contamos con herramientas, insumos e infraestructura para enfrentar este tipo de situaciones, que desde hace años se manifiestan en la peor precariedad. ¿Es el Gobierno, somos nosotros? Debemos hacer algo al respecto
El cuerpo del sexagenario fue encontrado en descomposición. Yacía en el piso del rancho donde vivía de prestado, desde hace 7 meses. La imagen fue desgarradora, ya que le faltaba parte de su rostro: “Parece que los perros le comieron la cara. Hay varios perros chicos y un perro grande. Según lo que explican los forenses lleva más de 7 días así”, explicó un vecino.
En el piso se encontraban botellas de vino diseminadas por toda la habitación. “Era un hombrecito muy amable. Me pidió que le preste el ranchito para vivir porque no tenía nada. Hacía changuitas por la zona y con eso tiraba, pero tomaba mucho el hombre”. Así intentó describirlo Zulema Moreta Orellano, una conocida vecina de Chilecito, quien hace un tiempo le prestó acilo al occiso.
“Vine a ver cómo estaba la finquita y lo encontré muerto. En el acto llamé a la policía”, agregó Zulma.
El cuerpo fue encontrado por la mujer alrededor de las 18:30 de este miércoles. Cerca de las 19:30 llegó personal de bomberos voluntarios, con la unidad de rescates y algo de equipamiento para asistir en este tipo de casos.
A las 20:30 llegaron al lugar, la jueza de instrucción Elena Magaquian, junto a médicos forenses, quienes permanentemente son asistidos por Simón Díaz Ruiz, el hombre que desde hace años hace el “trabajo sucio”, mientras médicos forenses practican las autopsias a los cuerpos, en la morgue judicial –cuando esta funciona-.
En esos momentos descubrimos nuevamente la precariedad donde se encuentra inmersa la “dignidad” de los chileciteños que perecen y deben caer en manos de los primeros en tocar su cuerpo sin vida.
“No lo podemos llevar a la morgue porque no tenemos cómo llevarlo. El cuerpo está en completa descomposición y cuando se lo intente llevar se va a desgarrar todo”, explicó uno de los presentes a DiarioChilecito.com
Es que el procedimiento indica que el cuerpo debe ser depositado en una bolsa de cadáveres, que en Chilecito no poseen. También que debe ser trasladado en un vehículo al que se denomina morguera. El único vehículo que posee Chilecito es un viejo Kelvinator modelo 65 que no supera los 80 km por hora y que en este momento está en un taller mecánico.
“Recién decían que lo iban a llevar en la caja de la camioneta de la policía, así nomás al aire libre, tapado con una lona”, explicaba con indignación una de las vecinas que presenciaba el procedimiento judicial.
Frente a eso, nuestro cronista le pidió explicaciones a un policía, a lo que respondió que “Eso surgió en un principio porque no hay medios para llevar el cuerpo, pero recién la jueza nos dijo que van a abrir el cuerpo acá nomás para que después lo venga a llevar el servicio fúnebre directamente”, intentó explicar.
En ese momento se pudo ver cómo el cuerpo del occiso era arrastrado desde el interior del rancho, hacia un pórtico cubierto de cañas y ramas secas, que le proveen de sombra al ingreso de la vivienda.
Simón Ruiz Díaz se puso unos guantes, un barbijo y así sin ninguna queja por su precariedad en su bioseguridad, se aprestó a abrir el cuerpo para que los forenses pudieran ver las causas del deceso del hombre.
En el piso, con personal de la Justicia y varios perros de la zona oficiando de testigos, se comenzó con la autopsia de quien en vida fue Ramón Díaz, para posteriormente poner sus restos en un féretro y darle Cristiana sepultura.
Nada se supo de familiares del occiso. “Vamos a buscar si tiene familia para avisarle, pero vamos a entregarle el cuerpo en un cajón sellado”, explicó un oficial de la policía.
Mientras tanto, los bomberos colaboraban con las pocas herramientas que disponen y proveyeron de luz eléctrica a los forenses, para que no realicen su labor a ciegas.
Cuando la dignidad es golpeada por la desidia
Ver esa escena sin dudas marca a las personas. ¿Qué hubiese pasado si la persona que estaba sin vida era un ser querido de algún funcionario Judicial? ¿Le hubieran dado igual trato?
¿La hubieran arrastrado unos metros, para luego en el mismo piso, sucio, hacerle una autopsia que de alguna manera cumplimente el procedimiento legal?
Las políticas que se implementan, sin lugar a dudas dejan mucho que desear. Se trata de una vida humana. Que debería tener dignidad hasta el momento de la sepultura.
Chilecito es una ciudad de 50 mil habitantes. Estamos transitando el año 14 del siglo 21, en la segunda ciudad de mayor importancia de la provincia. Aún así, no contamos con herramientas, insumos e infraestructura para enfrentar este tipo de situaciones, que desde hace años se manifiestan en la peor precariedad. ¿Es el Gobierno, somos nosotros? Debemos hacer algo al respecto
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