Luis Beder Herrera concentra todo el poder político en la Provincia. Una posición errante, es la contracara de un Gobierno que es hegemónico pero no resuelve los grandes problemas de la sociedad.
Terminaba el acto de proclamación de Luis Beder Herrera en el Partido Justicialista riojano y un grupo de dirigentes volvía en un auto bastante caro. Mientras comentaban el acto y algunos detalles del asado, a uno de ellos se le ocurrió preguntar: ¿A éste quién lo frena? La referencia era al actual Gobernador, al presidente del PJ, al dueño de la política riojana.
Luis Beder Herrera tiene hoy un poder que se impone como hegemónico, que parece no admitir cuestionamientos dentro o fuera del Justicialismo y que lo tiene como el principal protagonista de todas las especulaciones políticas para los próximos años, reforma constitucional mediante.
La hegemonía bederista se manifiesta en una Cámara de Diputados que no presenta cuestionamientos, que no reclama sobre la ejecución del presupuesto provincial y que hace años no sanciona una ley que le “moleste” al Ejecutivo, que esté fuera de la agenda política planteada por la Casa de las Tejas.
A nivel judicial este cronista no recuerda en los últimos años un fallo que haya ido en contra de los intereses políticos de la Casa de Gobierno, pero puede que ser que la memoria de quien estas líneas escribe esté fallando.
En materia política Beder Herrera gobierna solo. En estos cinco años de administración no sólo que ningún funcionario o dirigente creció en su posicionamiento político, sino que por el contrario los hilos del entramado político parecen responder de manera exclusiva a quien está sentado en el despacho más grande de la Casa de Gobierno.
Sin embargo, este proceso de concentración política tiene como contracara un Gobierno que no resuelve los grandes problemas de la Provincia. Los datos oficiales indican que la desocupación se incrementó en los últimos años; según las cifras del Ministerio de Salud de la Nación la mortalidad infantil aumentó durante la gestión bederista; la Promoción industrial se termina y el Gobierno sólo tiene discursos de ocasión; nunca se sancionó la necesaria ley de coparticipación municipal y los problemas de violencia en los barrios de la Capital crecen, aunque a algunos funcionarios les moleste que los periodistas lo digan.
Tanto poder, tanta hegemonía no se tradujo en la resolución de grandes problemas de la sociedad, solamente en una persona que cada vez concentra más poder, en una situación que golpea de manera directa el sistema republicano de Gobierno.
Está claro que toda la responsabilidad no es del gobernador Luis Beder Herrera, enfrente tiene una oposición errante, carente de ideas y estrategias.
Desde el propio peronismo la alternativa es el quintelismo. Un sector que navega en un mar de dudas e incoherencias en el tiempo que lo alejan de ser una alternativa real de poder. En 2007 se enfrentaron con Beder Herrera; en 2009 fueron juntos y lo mismo ocurrió en el 2011; pero ahora no dudan en afirmar que las relaciones están rotas y que el 2013 los verá nuevamente en la vereda de enfrente.
El municipio de la Capital lleva nueve años de anuncios de colapsos, nueve años en los cuales se concretaron muchas obras públicas pero los servicios públicos carecen del nivel que precisa una ciudad de casi 200 mil habitantes. Nadie duda del ahogo financiero que la comuna de la Capital sufre, pero cuál es la respuesta que brinda esta administración.
El radicalismo está atrapado en su propia interna. Los dirigentes parecen más preocupados en cuestionarse entre ellos, en profundizar las diferencias entre los seguidores de Julio Martínez y quienes se encolumnan con Guillermo Galván, que en generar una verdadera alternativa de poder al bederismo.
El 2013 está cerca. Por ahora todo indica que el dueño de la política riojana seguirá siendo el mismo.
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