"ESTAMOS CANSADOS DE QUE NADIE NOS ESCUCHE”,
Miles de personas se congregan en la plaza, donde se desarrollará el acto central encabezado por los líderes de las centrales obreras opositoras. El centro porteño es un caos por los cortes de calles.
Las primeras columnas de sindicalistas que participan de la marcha de esta tarde, convocada por la CGT de Hugo Moyano y la CTA de Pablo Micheli, se concentraron en las inmediaciones del Obelisco porteño, desde donde marcharon a Plaza de Mayo.
Otros grupos se encontraron en Avenida de Mayo y Bolívar y en Diagonal Sur, y otros llegaron desde Provincia.
La manifestación genera inconvenientes en el tránsito en el centro porteño, en cercanías del horario de regreso a casa. Se espera la llegada de miles de gremialistas de diferentes sectores, que confluirán en la plaza, donde será el acto principal.
De la protesta también participan la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo y la Federación Agraria. Todos concretarán la movilización a la Plaza para volver a plantear sus reclamos y esperan sumar a sectores de la clase media disconformes con el Gobierno. La UCR brindó su apoyo y algunos dirigentes estarán presentes en el lugar.
La suba del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, la universalización de las asignaciones familiares y la deuda estatal con las obras sociales gremiales figurarán al tope de los reclamos del sindicalismo opositor, que desembarcará en el tradicional lugar.
“Esta no es una marcha en contra de nadie, sino en defensa de los trabajadores, porque somos los que generamos las riquezas y pagamos las presiones impositivas. Estamos cansados de que nadie nos escuche”, protestó Micheli en declaraciones televisivas.
“Marchamos para cuestionar el rumbo económico y político. Tenemos chacareros fundidos, economías regionales destruidas… Hay un conjunto de reclamos que no hay dónde atenderlos”, cuestionó el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi. Y agregó: “Si el ministro de Trabajo y el de Agricultura nos convocan, se empiezan a solucionar los problemas, pero la soberbia del Gobierno no ayuda. Hablan de que gobiernan para 40 millones de argentinos, pero sólo lo hacen para los que los aplauden”.
“Más allá de los discursos gubernamentales, las patronales siguen teniendo grandes ganancias y los trabajadores pagan los ajustes”,
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