Al mejor estilo del juego de la papa caliente nuestros legisladores se esmeran en pasar el elemento caliente al otro para evitar quemarse. Últimamente a la hora de tratar temas trascendentales para la sociedad lejos de tener una postura firme y fundamentada apelan a la Consulta popular como salida elegante.
Si de la ley de matrimonio gay hablamos fueron los senadores Carlos Menem y Teresita Quintela quienes pretendieron impulsar la Consulta Popular Vinculante. Durante el debate el primero faltó a la sesión y la segunda no pudo sostener su postura en un pobre discurso.
Respecto al proyecto referido al aborto los diputados por La Rioja, decidieron presentar un proyecto donde se solicita que antes que se trate el tema en ambas Cámaras, se realice una consulta popular en la sociedad, para conocer que piensa la sociedad. Consideran el mismo un tema “profundo”.
Si hablamos de la minería el día de ayer y ante la polémica sobre el desarrollo de la actividad minera en la provincia, el diputado provincial, Néstor Bosetti propuso la realización de una consulta popular para decidir la participación o no en esta actividad.
El fundamento es que se trata de temas que exceden las potestades que un diputado puede tener por sí mismo, y sobre todo porque es necesario conocer que es lo que la sociedad piensa.
¿Actitud democrática o incapacidad, es la pregunta?
