Mientras la presidenta Cristina Fernández de Kirchner presentó oficialmente a los precandidatos del Frente Para la Victoria, fórmula bederista incluida, la oposición continúa nadando en aguas de profundas incoherencias.
Rodeada de los candidatos de todos los distritos, la mayoría de los gobernadores argentinos, intendentes del conurbano y miembros de su gabinete, Cristina Fernández de Kirchner presentó oficialmente ayer a todos los candidatos del Frente Para la Victoria de cara a las PASO que tendrán lugar el próximo mes de agosto.
La mandataria nacional encabezó un acto multitudinario en el polideportivo “Malvinas Argentinas” del club Argentinos Juniors, en el barrio porteño de la Paternal, en donde no fue menor el dato de la presencia del gobernador Daniel Scioli, eje de un sin fin de polémicas en los últimos tiempos en torno a su alineamiento al gobierno K, puesto en dudas en más de una ocasión.
La presencia de Scioli, justamente, habla de un acomodamiento lógico dentro del kirchnerismo, del que tampoco es ajeno el gobierno provincial, representado por el mandatario provincial Luis Beder Herrera y por la fórmula oficialista Teresita Madera-Felipe Alvarez, también presentes en el cónclave kirchnerista.
Ese alineamiento, precisamente y a diferencia de lo que ocurre con la oposición, es el que puede marcar una profunda diferencia en el camino final hacia las elecciones legislativas previstas para octubre, cuando La Rioja renueve dos bancas nacionales. Incluso, cuando lo que une o aglomera se acerque mucho más al espanto que al amor.
En su discurso, la Presidenta aseguró que “es importante saber de qué lado se está cuando se dan los debates por la distribución del ingreso y la inclusión social”, reafirmando que cuando “hay que elegir de qué lado se está en las peleas, siempre vamos a estar con los trabajadores, con la salud y de la educación” y bregó, una vez más, por ganar una nueva década, dejando flotar en el aire la posibilidad de su continuidad al frente del Ejecutivo, a través de una re-re.
Señales, todas ellas, que se van repitiendo a lo largo y ancho del país y que plantean profundos debates en torno a la manera en que se irán produciendo los alineamientos de cara a un 2015 que promete, pero que por ahora tiene mucho más de incertidumbre que de certezas.
Y es justamente en este sentido que las legislativas de octubre marcarán el rumbo, tanto en el oficialismo K que parece afirmarse en una misma idea -aunque con diferentes visiones-, como en la oposición que, por estos días, nada en aguas de profundas incoherencias y contradicciones, tanto en el armado nacional como en el local.
Algo que, por otra parte, los precandidatos K se encargan de señalar permanentemente, entendiendo que allí reside, precisamente, el principal talón de aquiles de sus eventuales adversarios políticos, muchos de ellos más cercanos al poder central que a la oposición que, sin embargo, dicen representar.
Y si no, basta con echar una mirada sobre los precandidatos riojanos para caer en la cuenta de lo endeble que puede resultar una oposición cuando tiene mucho más de “disfraz” que de marcadas convicciones.
Dos listas oficialistas
A nadie sorprendió, bajo ningún punto de vista, que la lista presentada por el gobernador Beder Herrera tuviera como eje fundamental el hecho de darle continuidad al alineamiento que mantiene la Casa de las Tejas con Nación y que los nombres que finalmente encararán el desafío de llevar al Congreso el voto oficialista, fueran acordados con dirigentes nacionales, tal como ocurrió en todas y cada una de las listas K, obsesivamente observadas desde la Casa Rosada.
De esta manera es que se explica la cercanía a Cristina con que se lo pudo observar ayer al mandatario provincial en el acto de presentación de los precandidatos del Frente Para la Victoria, cuestión que bajo ningún punto de vista es reciente, sino que se viene traduciendo, en ese mismo sentido, en infinidad de encuentros previos que, a su vez, se reflejaron luego en importantes anuncios de obras para La Rioja, como ocurrió esta última semana en que se aprobó la construcción de 19 establecimientos escolares en toda la Provincia. Más allá de los nombres eventuales y las visiones positivas o negativas al respecto, de lo que se habla aquí es de una coherencia puesta de manifiesto por el Gobierno provincial en cuanto a la manera de relacionarse con Nación y que excede todo tipo de oportunismos sin que esto signifique, claro está, que no puedan existir diferencias en las ideologías o los métodos.
El hilo conductor, en este aspecto, es la defensa del modelo sobre el que, no obstante, es necesario a esta altura de los acontecimientos plantear un debate serio. Pero es justamente en este contexto que vale la pena plantearse, en todo caso y si lo tuviera, ¿cuál es el hilo conductor en el marco de la oposición riojana?
A diferencia de lo que ocurre con la fórmula oficialista, las duplas opositoras se parecen mucho más a un rejunte ocasional y contradictorio -por el hecho de que hay que estar- que a una propuesta en la que primen las convicciones y la coherencia.
Y hasta se podría afirmar que es justamente esta oposición la que parece mimetizarse con el oficialismo, a partir de un maquillaje que, seguramente, desteñirá con el paso del tiempo.
¿Qué se puede decir, en este sentido, de la fórmula Julio Martínez-Ismael Bordagaray? Mientras el arco opositor intenta romper al máximo con Cristina, el chileciteño parece acercarse cada vez más al kirchnerismo, al aliarse con el famatinense Bordagaray, quien reniega a diestra y siniestra de Beder Herrera, pero nunca terminó de definirse como anti-K.
¿Y qué decir del antecedente que marca que el actual diputado nacional llegó a su banca en 2003 de la mano de su primo hermano Jorge Yoma, a quien hoy denosta?
En definitiva, Martínez no hace más que rodearse de kirchneristas y no hubiera sido para nada extraño verlo ayer en el acto de presentación de candidatos del Frente Para la Victoria, mientras el partido que representa -la UCR- intenta encontarle una explicación medianamente lógica a la incoherencia de su representante.
Sobre todo, luego del feroz ataque a la diputada provincial por el radicalismo Judith Díaz Bazán, quien decidió conformar dupla con el “Negro” Yoma. ¿Por qué expulsar a Bazán del partido y no a Martínez? Quienes tuvieron la oportunidad de escucharlo a través del aire de Radio Fénix, afirman que el de la presidenta del Comité Capital de la UCR, Marta de León, fue el silencio radial más largo e incómodo que se haya escuchado en mucho tiempo, luego de que se le formulara la pregunta.
Y es el interrogante que, internamente, se hace todo el radicalismo que ve con cierto asombro como Martínez insiste en sus aspiraciones de eternizarse en su banca, al tiempo que critica a quienes plantean la posibilidad de una reelección del Gobernador o de cualquier otro funcionario que, claro está, no sea él. Una contradicción más y van…
¿Oposición real?
Por el otro lado, el yomismo parece acaparar toda la atención en cuanto a que el ¿ex kirchnerista? tiende a centrar todas las miradas de quienes no comulgan con el gobierno nacional en La Rioja, aunque muy lejos está de erigirse en la “renovación” que plantea, también contradictoriamente, su cuestionada -por el radicalismo- compañera de fórmula.
Al menos, el ex embajador en México, llamativamente denunciado dos años más tarde por Nación por una supuesta malversación de fondos durante su gestión en el país azteca -en lo que suena a toda una represalia por su desobediencia- promete mover el tablero con la visita de pesos pesados de la oposición nacional como el jefe del gobierno porteño Mauricio Macri (por el PRO), el presidente de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi y el ex ministro de economía de Néstor Kirchner, Roberto Lavagna.
Este hecho, de concretarse, sin lugar a dudas que complicará fuertemente al radical Martínez en su rol de contrincante, ya que el arco opositor parece alinearse detrás de Yoma y no del chileciteño, al que hasta sus propios correligionarios observan con ciertas dudas, al tiempo que se cuestionan, junto con la mayoría de los riojanos: ¿cuál es la oposición real en la provincia?
Ahora sí, la gestión
Parece ser que, por obra y gracia de las legislativas 2013, al fin se le va a dar a los capitalinos.
Es que el intendente Ricardo Quintela, luego de coquetear un buen tiempo con la posibilidad de participar en la contienda electoral como candidato, decidió finalmente quedarse a completar su mandato y, por ende, a darle forma a la gestión. Sí.
En algún momento tenía que ocurrir, ¿no? ¿O habrá que pensar que sólo se trata de un amague más?
La verdad es que luego de tantas idas y vueltas, luego de tantos dimes y diretes, lo que mínimamente se plantea es la duda. Y se plantea, justamente, sobre la interminable serie de indefiniciones que rodea al intendente capitalino.
Primero, en cuanto a su participación en las legislativas, luego, en torno al apoyo que brindaría el sector a la fórmula oficialista y, por último, en relación a dar libertad de acción a su aparato político, por demás aparatoso. Por el momento, el quintelismo optó por no poner los pies en el plato, ni para un lado ni para el otro. Es decir, el quintelismo resolvió ser fiel a su máxima en los últimos tiempos: la inacción absoluta.
Se manifestó el sector del intendente capitalino profundamente enojado con los gobiernos nacional y provincial por lo que consideran falta de apoyo a su gestión, pero no declinó la posibilidad de acompañar a la fórmula bederista o, al menos, de no boicotearla.
Tampoco resolvió acompañar el quintelismo a quienes fueron sus aliados más recientes, mal que ahora le pese: el radical Martínez y el ex bederista Bordagaray al que, aparentemente y luego de fogonearlo intensamente para que intente desestabilizar al Gobierno provincial con el siempre polémico tema de la minería a cielo abierto, le habría soltado la mano.
Entonces, el capitalino debe creer ahora, ingenuamente claro, que Ricardo Quintela -y su séquito- canjeó toda aspiración política para dedicarse al fin a una gestión que no pudo desarrollar en los 10 años en los que sí logró convertir a la ciudad de los sueños prometida en una verdadera pesadilla que muestra a todos los servicios públicos desbordados por el abandono de sus reales y concretas funciones.