Entrevista a Eliana Gordillo, se dedica a acompañar a mujeres embarazadas
Eliana Gordillo es Doula y Coordinadora provincial de la Relacahupan (Red Latinoamericana y del Caribe para la humanización del parto y nacimiento).Una Doula es una mujer que ha tenido hijos y se pone al servicio de otra mujer que va a parir, acompañándola durante el embarazo, el trabajo de parto, parto y puerperio enfocándose en el aspecto emocional, el bienestar y las necesidades de esa mujer. En diálogo con DataRioja nos cuenta su experiencia a nivel local y lo llamativo de que en esta provincia haya tantas cesáreas en relación al resto del país.
Una publicación reciente del Ministerio de Salud destinada a las maternidades, reconoce los beneficios de una Doula como personal no profesional entrenado para asistir en partos normales y destaca: “varias comunicaciones y ensayos randomizados y controlados demostraron el que acompañamiento y apoyo por parte de una persona entrenada para tal fin durante todo el parto produce muchos beneficios. Estos incluyen: menor duración del trabajo de parto, menos medicación, menos analgesia peridural, menos cantidad de niños con Apgar menor de 7 y menos partos instrumentales y cesáreas”.
¿Cuándo decidiste ser Doula?
-Eliana Gordillo: Ya de por sí creo que siempre fui Doula, solo que nunca tuve ese clic para terminar de despertar. Me enteré porque siempre me gustó ver partos y en el documental Nacer del Discovery Healt una mujer que estaba por parir estaba con su Doula y viste cuando te queda algo resonando en tu cabeza, busqué y dije esto es lo mío.
Siempre me preguntaba, qué vas a estudiar Eliana, tenés tres hijos, qué vas a estudiar. Y el día que supe lo que era una Doula supe que esto es lo mío, aparte el haberla pasado tan mal en mis partos me llevó a de tratar de luchar y tener la contención que la mujer necesita como no la tuve yo en mis partos. Hay una frase inspiradora de Michel Odent: “Para cambiar el mundo es preciso cambiar la manera de nacer”. Me informé de todo después de mi tercer parto. Si hubiera sabido todo lo que sé ahora creo que nunca hubiera pasado lo que pasé.
DR: ¿Qué cosas te quedaron marcadas para replantearte el modo de parir?
-EG Sufrí violencia verbal y física. Siempre sentí en mi corazón que lo que me hicieron a mi estaba mal. Es como una herida que no se cura y siempre me quedó ese hueco, ese dolor en mi interior de decir: mi hijo no tendría que haber nacido así, de esa manera. Y después de lo que supe lo que eran las Doulas, lo que era un parto humanizado, me di cuenta de que realmente había estado mal lo que me habían hecho desde que ingresé hasta que me fui había estado mal lo que me habían hecho. Entonces dije bueno, vamos a luchar por eso, vamos a luchar para que mas niños tengan un parto mejor, un nacimiento mejor, que la mujer se pueda sentir realmente bien con su parto, puedan sentir que se valoró su momento, el nacimiento de su hijo, que fue importante. Esto me llevó a ser Doula.
DR: ¿Cómo empieza tu camino?
-EG: Me encontré con las chicas de DAR (Doulas de Argentina) de Buenos Aires. Averigüé de los cursos y a los tres meses junté plata, organicé a los niños y viajé a Buenos Aires a capacitarme en un programa especial para chicas del interior y ahí conocí mujeres que realmente me cambiaron la vida, me abrieron la mente, el corazón, sané muchas heridas y la verdad que nunca me voy a olvidar por más que nunca las vuelva a ver. Fueron 14 mujeres que nunca me voy a olvidar, que te dan otra visión de la vida, de saber que hay gente luchando por un mundo mejor con vos, tratando de hacer lo mismo que vos.
DR: ¿y al volver acá, cómo fue insertarse?
-EG: Volví distinta, fue volver otra persona. Cambié mucho con mis hijos, con mi vida, sanando heridas. Acompañé antes a una mujer sin saber qué era el trabajo de Doula, su bebé falleció y eso me marcó. Ahora trabajo con chicas que están por tener. Acá sucede que el primer contacto es siempre una mujer reacia a que una desconocida esté metida en su vida, en un momento en que están muy cambiantes de ánimo y después me reciben muy bien, se abren y terminan pidiendo acompañamiento en todo momento, incluso durante el trabajo de parto personas que antes decían que no porque les daría pudor. Se van acercando a mí por referencias, o me llaman para hacer alguna consulta, siempre me están llamando. O para ayudar a ubicar al bebé con masajes y con técnicas que las Doulas manejamos como por ejemplo la del manteo, que es propia de los mapuches.
DR: ¿Cuál es el rol de la Doula?
-EG: Depende para qué nos quiera la mujer. Generalmente las acompañamos emocionalmente, físicamente. Pero más que nada contención. La figura de la Doula es imparcial, la Doula no te juzga. Tratamos de contener a la mujer, de prepararla para el evento que va a venir, ejercicios físicos, respiración, posiciones para tolerar mejor el trabajo de parto, para que facilite la bajada del bebé, masajes para los dolores. Porque la mujer que está en trabajo de parto suele estar muy incómoda con su cuerpo, mas si es primeriza, si no entiende lo que le está pasando se desborda, así que estamos para eso para contenerla durante el embarazo, el parto, y parte del posparto.
Estamos más que nada en los partos naturales porque en las cesáreas es poca la intervención que podemos tener salvo con la lactancia y la contención. Tratamos de incluir a la familia, al papá fundamentalmente.
DR: ¿Cómo son los papás?
-EG: Alguna vez me dijeron “yo no voy a entrar al parto porque son cosas de mujeres”, pero después hay otras papás muy abiertos, que ayudan, hacen los ejercicios, le hacen los masajes a la mujer… yo les enseño y ellos se lo hacen en la casa… muchos me sorprenden.
No nos inmiscuimos. Acompañamos en lo que la mujer nos pide. Vamos juntas a un control para que su médico nos conozca. Que el médico sepa que las Doulas tenemos nuestras limitaciones, no hacemos tacto, no ponemos suero, pero si sabemos reconocer dilatación, tenemos nuestros propios métodos no invasivos.
DR: ¿Y una vez que nace el bebé?
-EG: La ayudamos con la lactancia y a que la mujer esté cómoda. Y más que nada a contener, a que se pueda descargar. A veces tratamos casos de depresión post parto y necesitan a alguien imparcial con quien se pueden descargar sin sentirse juzgadas, presionadas porque por ahí la familia presiona con los cuidados al bebé, con la lactancia y desbordan a la mujer. Estamos a disposición de la mujer en todo lo que ella pueda necesitar.
DR: ¿Hay limitación en los equipos médicos de La Rioja para aceptar una Doula?
-EG: En La Rioja no se conoce directamente. Según los registros de DAR (Doulas de Argentina) soy la única aquí. Muy pocos médicos conocen porque yo fui, me presenté, porque sabía que en algún momento con alguno me va a tocar trabajar. Por ahí ellos tienen miedo que las Doulas puedan interferir en algún aspecto médico pero no es así. Aparte es alguien que desconoce si viene una mujer con la parturienta que le indica cómo ponerse, o le hace masajes, es algo nuevo para el equipo médico.
Yo fui muchas veces a ofrecer mi servicio en el Hospital y primero a todos les parece lindo pero después que me llamen es otra cosa.
DR: ¿Qué esperabas encontrar, qué sería lo ideal para vos en el Hospital?
-EG: Esperaba hacer guardas mínimas ad honorem para tomar contacto con las mujeres que están por tener familia, sin invadir, ayudarlas a sobrellevar el trabajo de parto, hacer masajes, contener y que tengan a disposición alguien que esté entrenada para ayudarlas en todo momento en ese trabajo de parto. En Rosario las Doulas son parte del equipo médico. Hasta lograron introducir el banco de parto para que la mujer pueda parir sentada, bajando los índices de cesárea.
La Organización Mundial de la Salud recomienda entre un 10% y un 15% de cesáreas y acá en La Rioja me sorprende que hasta noviembre del año pasado era el 60% de cesáreas. Es llamativo que el 60% sean incapaces de parir naturalmente. El año pasado en La Rioja hubo 917 partos normales y 990 cesáreas en el área pública, que increíble y dudoso que 990 mujeres sean incapaces de parir a sus hijos. Es triste ver esos números. No se las causas de lo que pasa acá, si es muy alarmante el número de que tantas mujeres no estén preparadas para parir.
DR: Desde la red que integras ¿cuáles son los conflictos más frecuentes que enfrenta la mujer en los partos?
-EG:Y tantos físicos como psicológicos son varios. Generalmente se da que la mujer entra sola a la sala de pre parto, la alejan de la familia, de sus seres queridos. Hay muchas prácticas que hacen sentir culpable a la mujer como por ejemplo les dicen: “no grites porque se sube el bebé”, “si te gustó hacerlo no te quejes”, “cállate”, “caminá”, “levantate”... las amenazan, les hacen sentir miedo o temor... les dicen si no haces esto o aquello se puede morir tu hijo, te hacen permanecer atada y acostada que no es posición recomendable para dilatar ya que la pelvis se estrecha y la gravedad no ayuda. Es más doloroso, hay más posibilidad de desgarro.
No te dejan tomar bebidas, comer algo, te inyectan para apurar el parto (lo que hace que las contracciones sean más largas seguidas y dolorosas produciendo incluso sufrimiento fetal). Te obligan a pujar, te hacen episiotomía. Y todo sola, alejada de tus seres queridos que muchas veces no tenes ni quien te de la mano. Ellos entran, salen, te hacen tacto, pasan estudiantes, y nadie te da un trato amoroso y respetuoso a tus tiempos y a los de tu hijo que también está luchando por nacer. Cortan el primer contacto madre-hijo, lo ves nacer y lo llevan por dos horas interrumpiendo ese gran momento que es el que le da el vínculo de apego.
Lamentablemente estamos acostumbradas a eso y nos cuesta abrir los ojos. En las charlas que doy muchas se quiebran y se desahogan contando experiencias que tuvieron. Incluso hubo una mujer que me contó que la enfermera la cacheteó porque gritaba. Muchas mujeres se descargan, ven películas, documentales que les paso y se sienten identificadas y poder hablar de eso también ayuda a sanar las heridas.
Es tu cuerpo, no pueden hacer lo que quieran con tu cuerpo. Vos decidís. En Argentina hay una ley que te protege de todo eso: la Ley 25929 de Parto y Nacimiento Humanizado. Podes elegir la posición, al acompañante de tus afectos, a ser tratada como una persona sana, a saber lo que se está haciendo con tu cuerpo, podes hacer los rituales que acostumbre tu cultura. No todas parimos igual, hay culturas que paren de cuclillas agarradas de una tela o de una soga.
DR: ¿Cómo preservar nuestros derechos cuando en la sala de parto estamos tan vulnerables, si por ejemplo como mujer que va a parir deseo lo siguiente: quiero evitar una cesárea, quiero amamantar, no quiero que me corten, quiero tener contacto con mi bebé después apenas nazca, quiero que corten el cordón cuando la placenta deje de latir, etc.?
-EG: Para eso existen los Planes de parto. Son una constancia legal que le entregamos al médico de acuerdo a las leyes que hay en argentina: la Ley 25.929, la Ley de violencia de Género 26.485 y Ley de Derechos del Paciente, Historia Clínica y Consentimiento Informado (Nº 26.529), modificada por la Ley Nº 26.742 que nos avalan para presentar un Plan de Parto en donde dejamos constancia de que somos mujeres con nuestras facultades mentales sanas (estamos embarazadas no enfermas) y que explícitamente queremos o no en nuestro parto. Aún si después cambiamos de opinión, puede ser que primero no queramos epidural y después sí.
También saber, informarnos, no quedarnos solo con lo que nos dice el médico de que no vas a poder parir si el bebé es grande, o en qué casos es indispensable planificar una cesárea. Siempre desde el lado amoroso, hablando con el médico de lo que la mujer quiere, que él sepa que sos una mujer informada, que sabe sus derechos y que tenes confianza en vos misma.
La forma de parir no es al capricho del médico, como en el caso de una paciente que le manifestó a su doctora el deseo de parir de cuclillas y ella le respondió: “¡no me vas a hacer tirar al piso!”… no es lo que sea más cómodo para la doctora, es el derecho de la mujer.
La mujer ya viene con una sabiduría en su interior de todos nuestros ancestros mujeres que parieron antes y somos el resultado de todas esas mujeres. De pronto se fue perdiendo y pasó de ser un acto íntimo y familiar a una patología médica. Ahí perdimos la mujeres la confianza en nosotras mismas, saber que las mujeres podemos parir, que nuestro cuerpo fue perfectamente hecho para eso. Las Doulas tratamos de reconectar a la mujer con esa sabiduría de su cuerpo, de que ellas saben y van a saber parir a sus hijos.