Mañana, lunes 27 de febrero, el gobierno nacional decidió establecerlo como “feriado extraordinario en conmemoración del día del Bicentenario de la creación y primera jura de la bandera Argentina”. La presidenta de la Nación, Cristina Fernández, promulgó la normativa que así lo establece, promoviendo una fecha patria que hasta el momento no se había tenido en cuenta. La modalidad provoca que este 2012 haya 18 días feriados un total de 121 días no laborables, contando los días de descanso reglamentarios para los trabajadores y los denominados “feriados puente”, que se aplican para fomentar el turismo.
"Desígnase el día 27 de febrero de 2012, día del Bicentenario de la creación y primera jura de la bandera argentina, como feriado extraordinario en todo el territorio nacional", señala el decreto 245, que promulga la ley 26.721.
Sólo en enero no hubo, y marzo no habrá, días feriados en jornadas laborables, es decir, de lunes a viernes. El 24 de marzo, por ejemplo, cuando se celebra el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia y está catalogado como feriado inamovible, caerá en sábado. En tanto, setiembre es el único mes que estará libre de festividades.
Algo de historia
En enero de 1812, Manuel Belgrano, quien fuera vocal de la Primera Junta de Gobierno Patrio, fue enviado por el nuevo gobierno –Triunvirato– a proteger las costas del río Paraná de los buques españoles. Para fortificar las barrancas del río levantó dos baterías en las proximidades de Rosario, y, con la intención de distinguir a nuestras fuerzas de las españolas, el 13 de febrero establece el uso de una Escarapela Nacional.
El Triunvirato la aprueba en nota fechada el 18 de febrero diciendo: “En acuerdo de hoy se ha resuelto que desde esta fecha en adelante, se haga, reconozca y use la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal la de los colores blanco y azul celeste, y quedando abolida la roja con que antiguamente se distinguían”.
A partir de este momento fue esencial para Belgrano el tener una bandera con esos mismos colores, por lo tanto, el 27 de febrero de 1812 la enarbola por primera vez a orillas del río Paraná y la hace jurar por sus soldados, comunicándoselo luego al gobierno: “En este momento que son las seis y media de la tarde se ha hecho salva en la Batería de la Independencia. Siendo preciso enarbolar Bandera y no teniéndola la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la Escarapela nacional, espero que sea de la aprobación de V.E.” Pero el gobierno no autorizó su uso.
Ese mismo día, el gobierno le encargó la jefatura del Ejército del Norte (que terminaba de ser derrotado en la batalla de Huaqui). El Triunvirato contesta la carta de Belgrano, ordenándole que disimulara y ocultara la nueva bandera y que, en su lugar, pusiese la que se usaba entonces en la Capital. Pero, cuando la orden salía de Buenos Aires, Manuel Belgrano ya marchaba hacia el norte y, por esta razón, no se enteró del rotundo rechazo del Gobierno a la nueva bandera.
El 25 de mayo de 1812 en Jujuy instaló el cuartel general y, en celebración del aniversario de la Revolución, hizo bendecir la bandera, enarbolándola en los balcones del Ayuntamiento, en vez del estandarte real de costumbre que presidía las festividades públicas. En consecuencia, el gobierno vuelve a decirle que debía guardarla y no desobedecer sus órdenes.
Contesta un enojado Belgrano: “La Bandera la he recogido, y la desharé para que no hay ni memoria de ella, y se harán las banderas del Regimiento N° 6, sin necesidad de que aquella se note por persona alguna, pues si acaso me preguntaren por ella, responderé que se reserva para el día de una gran victoria por el Ejército, y como éste está lejos, todos la habrán olvidado y se contentarán con lo que se les presente”.
Y agrega a continuación: “Puede V.E. hacer de mí lo que quiera, en el firme supuesto de que hallándose mi conciencia tranquila, y no conduciéndome a esa, ni otras demostraciones de mis deseos por la felicidad y glorias de la Patria, otro interés que el de la misma, recibiré con resignación cualesquier padecimiento, pues no será el primero que he tenido por proceder con honradez y entusiasmo patriótico”.
Y es así que, en 1814, Belgrano será arrestado y procesado por su desobediencia al enarbolar la bandera, pero finalmente será absuelto en reconocimiento a sus méritos y honores militares.
A pesar del proceso en su contra no cambia su forma de pensar y le expresa a José de San Martín en carta fechada el 6 de abril de 1814: “...añadiré únicamente que conserve la Bandera que le dejé, que la enarbole cuando todo el ejército se forme; que no deje de implorar a Nuestra Señora de las Mercedes, nombrándola siempre nuestra Generala, y no olvide los escapularios a la tropa; deje usted que se rían, los efectos le resarcirán a usted de la risa...”
Fuente: http://www.noticiasmercedinas.com/120223historia.htm ///// * Mónica Brown es profesora de historia, miembro del Instituto Belgraniano y Consejera Escolar.
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