Según la consultora nacional Economía & Regiones, los aumentos salariales otorgados este año representarán un 60% de la suba total del gasto en las provincias; por lo que en un contexto de fuerte deterioro de las finanzas públicas la preocupación por la presión que ejercen los sueldos es generalizada.
Por esto, un creciente número de gobernadores decidió congelar los sueldos estatales hasta el año que viene, algunos, se atreven a postergar la discusión al segundo semestre de 2010.
La mayoría de los mandatarios provinciales expusieron que la desaceleración de los ingresos por coparticipación federal y por las recaudaciones locales los dejan sin recursos para conceder nuevos incrementos y señalaron que la discusión salarial de 2009 quedó clausurada con los aumentos otorgados a principios de año, que rondaron en promedio el 10 por ciento.
En ese grupo están Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires, Juan Schiaretti en Córdoba, Celso Jaque en Mendoza, Daniel Peralta en Santa Cruz y Hermes Binner en Santa Fe.
E incluso el panorama, según reporta Ámbito Financiero, es más grave en otras provincias donde ya se presentan demoras para cumplir con el cronograma de pagos de salarios o aguinaldos en la administración pública. Como es el caso de Fabiana Ríos en Tierra del Fuego, Walter Barrionuevo en Jujuy, Miguel Saiz en Río Negro y Jorge Sapag en Neuquén.
En el caso de La Rioja, el gobierno local consiguió un compromiso de la Nación para reforzar la partida de fondos ‘extras’ en el presupuesto 2010, según prometió la presidente Cristina Kirchner al gobernador Luis Beder Herrera el jueves pasado; se trata de unos 500 millones de pesos adicionales.
Si esos recursos recién se anotan para el año entrante, implica que no habría incrementos en lo inmediato, como reclaman los gremios de la CGT, el Sitrapp, ATP y la CGT disidente.
En todos los casos, los gremios piden que, al menos, el sueldo mínimo de bolsillo llegue a 1.500 pesos y que el salario básico aumente a 1.000 pesos.
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