La Provincia va a un fin de semana largo con comerciantes desilusionados, con las estaciones de servicio cerradas, sin productos de la canasta familiar y con la inflación que aprieta. El pan a cinco pesos y la carne es imposible de comprar
Los diputados nacionales Fernando Rejal, Griselda Herrera y Mario Santander todavía desarman valijas, tras su viaje a México con el Gobernador. Los otros diputados Alberto Paredes Urquiza, quien estuvo en Europa, e Hilda de Soria nada se sabe de ellos.
La senadora Ada Maza está en Colombia. Hace pocos días, la senadora Teresita Quintela regresó de un viaje a China. Y el senador Carlos Menem juega al golf.
Los diputados provinciales se dieron cuenta el jueves que el Banco Rioja es un virus para los empleados públicos al pagar los salarios y que “manos extrañas” venden los campos, especialmente cercana a la localidad de Olta.
El jueves, Luis Beder Herrera anunció que el Gobierno compró un camión de combustible y la vicegobernadora Teresita Luna sigue con su doctrina kirchnerista.
Mientras tanto, los riojanos este viernes no pueden cargar combustible y el desabastecimiento se da también en las góndolas de los supermercados y despensas.
El domingo es el Día del Padre y los comerciantes ilusionados con buenas ventas tienen sus caras largas.
Si este viernes los transportistas levantarán los piquetes recién la semana que viene se normalizaría la situación en La Rioja, que está rodeada por protestas en Córdoba, Tucumán y Catamarca.
Así la Provincia va a un fin de semana largo con comerciantes desilusionados, con las estaciones de servicio cerradas, sin productos de la canasta familiar y con la inflación que aprieta. El pan se paga cinco pesos, un pedazo de carne es imposible de comprar y la población está tan dopada que no se dio cuenta que cuando había, la nafta salía más cara.
Y el silencio sigue de los legisladores, que en muchos casos ya no estarán en La Rioja porque el descanso es más saludable en otras provincias.
El silencio de la dirigencia es el mejor remedio para dejar pasar el mal sabor que tienen todos los riojanos, como taxistas y remiseros que deben guardar sus vehículos por la falta de combustible. ¿Con ese silencio se ganarán elecciones?
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