viernes, 22 de abril de 2011

Viernes Santo: la muerte de Cristo a los ojos de los forenses

Desde el siglo I se buscó alguna respuesta clara a los motivos que desencadenaron la muerte de quien, según las sagradas escrituras, diera su vida para limpiar los pecados de toda la humanidad como eterno gesto de amor.

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Los informes que analizan ese momento relatan que el dolor y el daño causado por la crucifixión fue concebido para ser sumamente intenso, al punto que se anhelaría constantemente la muerte. Según el Dr. Frederick Zugibe, la perforación de nervio medio de las manos por un clavo puede causar un dolor tan increíble que ni la morfina sería de ayuda: "por ser un dolor intenso, ardiente, horrible, como relámpagos atravesando el brazo hacia la médula espinal. La ruptura del nervio plantar del pie con un clavo tendría un efecto asimismo horrible". Además, la postura del cuerpo sobre ese tipo de cruz alargaría por varios días la agonía, ya que ésta fue pensada "para hacer extremamente difícil la respiración".

Fuente:
Más allá de las creencias religiosas en torno a la resurrección como fenómeno de fe, lo cierto es que su existencia fue probada por científicos e historiadores y que desde la medicina se intenta aún hoy hacer una suerte de estudio forense sobre su muerte.
En cada uno de ellos, todos coinciden en el tremendo dolor que el hombre debió soportar. "Él sufrió una de las formas más duras y dolorosas de pena capital jamás imaginada por el hombre", afirma el portal Christian Answers. Ellos mismos sostienen que el sufrimiento se habría iniciado incluso antes de la vejación.
"Jesús tenía el peso del mundo sobre sus hombros. Incluso antes de que la crucifixión empezara, Él mostraba claramente síntomas físicos relacionados con un intenso sufrimiento. La noche antes de la ejecución sus discípulos dicen haberlo visto en agonía sobre el Monte de los Olivos. No tan solo no durmió en toda la noche, sino que parece haber estado sudando abundantemente. Tan grande era el sufrimiento que había pequeños vasos sanguíneos que se rompían en sus glándulas sudoríferas y emitían gotas rojas tan grandes que caían al suelo (Lucas 22:44). Este síntoma de intenso sufrimiento se llama hematohidrosis o sudor de sangre".
Según este portal "estaba físicamente agotado y en peligro de sufrir un colapso". Además, al dar cada detalle de su mal estado físico menciona: "Ese era el hombre al cual los soldados romanos torturaron".
Después de sufrir la flagelación, el largo vía crucis y la dolorosa crucifixión, "Jesucristo murió de asfixia, insuficiencia cardiaca aguda y finalmente un infarto al miocardio, pero si hubiera necesidad de realizar una ficha o informe final de las causas clínicas de su fallecimiento, serían al menos diez los diferentes aspectos médicos que le causaron la muerte".
Así lo expuso el doctor Jorge Fuentes Aguirre en la conferencia "Las Causas Clínicas de la Pasión y Muerte de Jesucristo" realizada en la Parroquia del Perpetuo Socorro, en México. Los diez puntos que contemplaría el cuadro completo serían- dijo Fuentes Aguirre-: síndrome de estrés agudo, hipertensión arterial de origen psicosomático, anemia aguda por pérdida sanguínea, insuficiencia cardíaca congestiva, insuficiencia respiratoria aguda, síndrome pleural con derrame, shock por hipotensión, infarto al miocardio, ruptura de ventrículo y muerte súbita".
Fueron tres los momentos claves y de mayor sufrimiento a los que Jesús fue sometido: