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domingo, 21 de septiembre de 2008
LA RIOJA SIGUE SIENDO "LA MALQUERIDA"
La Rioja sigue siendo "la malquerida"
La decisión de la Nación de ignorar el pedido de La Rioja para incorporar en el presupuesto 2009 unos 400 millones de pesos extracoparticipación, deja al gobierno local en una situaciòn incómoda. El gobernador Luis Beder Herrera jugó a rajatabla las políticas fiscales y económicas que intentó imponer el kirchnerismo, arriesgó capital político y se expuso en medio de aquella crisis que enfrentó a Cristina con el campo. Nada sirvió ni fue suficiente. La Rioja parece destinada a seguir peregrinando.
"La malquerida" es una de las cien mejores películas del cine mexicano y data de 1949. Cuenta la historia que Acacia, hija de la hacendada Raimunda, odia a Esteban, segundo marido de su madre. Con tal de huir de su hogar, Acacia acepta casarse con Faustino, a pesar de no estar enamorada. Esteban, enamorado de Acacia, manda a asesinar a Faustino. Acacia termina enamorándose de Esteban y enfrentando a su madre.
Las comparaciones son odiosas pero las similitudes a veces tienen sentido. Acacia es como La Rioja, hija de una Argentina hacendada pero pobre, corrupta e injusta, que amó a Carlos Menem durante mas de una década sin lograr alcanzar una posición independiente y acomodada, razón por la cual debió terminar aceptando un concubinato que no siente ni desea con Néstor Kirchner y, lo que es peor, ahora con Cristina.
En ese contexto, en los últimos meses La Rioja hizo de todo para mostrarse atractiva, coqueta y conquistadora y para ganarse la voluntad del poder de turno. No lo logró o, recurriendo a una visión positiva, lo logró a medias.
Si bien la administración de Luis Beder Herrera decidió acompañar a rajatabla las políticas económicas de la gestión de Cristina Kirchner, la "devolución" de gentilezas esperada no estuvo a la altura de la "inversión" y del costo político arriesgado por el gobernador local.
El oficialismo riojano apoyó sin reservas la posición de la Nación durante el conflicto del campo y celebró cuanta medida económica anunció Cristina. Desde saldar la deuda con el Club de París hasta bajar el precio de la garrafa de gas de 10 kilos, pasando por la firme participación del gobernador -y decenas de militantes- en cuanto acto político e institucional se les ocurrió organizar a los Kirchner para fortalecer su poderío.
Sus cinco diputados nacionales le firmaron una carta a la primera dama para reclamarle que, en el presupuesto nacional de 2009, se "blanqueen" los fondos "extras" que La Rioja viene recibiendo desde antaño, y unos "mangos" mas. El pedido lo remarcó Beder Herrera ante el jefe de Gabinete de antes -Alberto Fernández- y de ahora -Sergio Massa-.
Del mismo modo, la provincia y sus pares de la región iniciaron gestiones a todo nivel para lograr la prórroga de la promoción industrial. Alarma que el régimen vence a partir del año entrante y la Nación aún no da señales de querer prorrogarlo. Solo promesas, las mismas que hizo sobre la inclusión de los fondos "extras" en el presupuesto.
Sin embargo, pese a todos los coqueteos, apoyos y saludos, Cristina Kirchner decidió que los 400 millones de pesos que La Rioja pidió en concepto de fondos "extras" para incluir en el presupuesto nacional 2009 no entrarán. Y que, si la provincia los quiere, sus autoridades deberán seguir yendo "en procesión" a Buenos Aires para pedirlos.
Solamente quedaron adentro del presupuesto los 189 millones tradicionales que La Rioja viene recibiendo desde la época menemista. Ni siquiera Cristina puso los 130 millones que le firmó este año a Beder Herrera, ni los 80 adicionales que pidieron diputados y gobernantes locales.
Otra vez, en esto de recibir "cachetadas" y desaires de la Nación, La Rioja vuelve a cobrar protagonismo y a sentirse "la malquerida". Porque haga lo que haga, está visto que solo consigue migajas de una torta que se cocina y se come en otros lados.
La infausta noticia de que los 400 millones no están en el presupuesto, le complica al gobierno local el eje y la estrategia política que venía trazando. Porque ahora deberá hacer un intento para conseguir que los legisladores los incluyan. Una tarea ciclópea y casi imposible, sobre todo porque los representantes de las demás provincias podrían intentar pedir lo mismo y porque, además, no serán muchos los que se animen a ir contra la voluntad de los Kirchner.
Así las cosas, lo espera a Beder Herrera otro año de peregrinaciones constantes a los despachos de la Rosada para conseguir esas migajas de esa torta que La Rioja nunca puede comer tranquila. Tal vez, porque cuando pudo tender la mesa y almacenar la subsistencia, dilapidó las oportunidades por culpa de gobernantes malos e internismos baratos.
Encima, el gobernador tiene que lidiar, tierra adentro, con un grupo de inútiles supuestos dirigentes políticos decididos a pelearse por un queso rancio y cada vez mas escaso, sin importarles las consecuencias ni el daño que producen.
En este contexto, el respaldo nacional a la política minera, las medianas inversiones en obras públicas y el compromiso para cerrar definitivamente el traspaso previsional dudoso que comenzó en la década del 90, parecen "parches" que no alcanzan a quitar de la boca del gobierno ese gusto a fósforo que deja sentirse ignorado, no correspondido, desatendido y hasta olvidado.
Encima, ni siquiera tiene el gobierno local, la posibilidad de hacerse el enojado y patear el tablero. Las consecuencias, ante un gobierno nacional totalitario y soberbio, podrían ser aún peores.
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